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' You don't call me baby. You call by my name... '

NARRADORA

Una nueva mañana aparecía en Seúl. Habian pasado solo algunos días desde que había atendido a aquel hombre tan grosero.

Y Lalisa seguía como siempre, repitiendo todo aquello que hacía todos lo días, haciendo como si nada pasara.

-Como siempre- se despertaba, saludaba a sus gatos dandoles besitos, les daba de comer y salía hacía su restaurante. Donde empezaba sus horarios laborales.

Decidió cambiar de rutina hoy. Llegando una hora antes al restaurante. Sintiendo como el frío llegaba a sus mejillas hasta la entrada de su pecho.

Entró a su restaurante y abrió las puertas de este con gran velocidad.

Oficialmente su restaurante-como todas las mañanas- estaba abierto, justo despúes de desdoblar aquel cartel que lo indicaba a gritos.

" Hoy creemos que habrán fuertes lluvias, así que porf- "

Presionó el botón rojo, apagando la televisión, recibiendo quejas por partes de los clientes que habían llegado hace unos minutos.

Se disculpó y volvió a hacer lo que hacía antes, que era básicamente lavar los platos sucios,

Sabía que o ella los lavaba o estarían allí una semana entera.

Empezó a tararear canciones aleatorias, escuchando como un sonido resonó en sus oídos.

Un cliente nuevo había llegado.

Suspiró y cerró la llave de la cocina. Sacó su pequeño libro, en el cúal anotaba los pedidos, y caminó hacía la entrada, donde se encontró con una hermosa chica. Su corazón se revoloteó y en su cara se formó una sonrisa inevitable.

Hizo una reverencia. Sin embargo, todos sus sueños cayeron cuando vió al mismo hombre desagradable atrás de la chica.

⸺Busquemos una mesa.⸺Escuchó como el hombre le susurraba a la chica.

La mujer asintió y miró a Lalisa.

Esta enseguida se sobresaltó parpadeando repetidas veces y porfin tomando la conciencia.⸺Siganme.

Se había quedado pegada con la belleza de la chica.

Ambos asintieron y caminaron atrás de Lalisa. Quien mantenía un rostro serio.

Les señaló una mesa y les entregó dos menús. Hizo una reverencia y se retiró.
Prometiendoles volver en 5 minutos más, para tomar sus pedidos.

Todo pasó tan rápido, que ahora mismo veía a ambos, sonríendose. Sentía que las sonrisas que la chica le daba al hombre eran más falsas que sus ganas de trabajar.

No dijo nada ante eso. Aún si le dolía.

Prefería guardarse las cosas. Igual, apenas conocía a la chica, no podía deducir perfectamente si las sonrisas de la mujer eran falsas o no.

Los miró de reojo, con celos.

Algo había en esa chica que le gustaba.

Y no sabía con exactitud que era, pero, sabía que esa mujer era especial.

Evitó al desagradable hombre, que ahora comía la comida que preparó con estusiasmo, y no pudo evitar quitar la mirada de la mujer en todo el tiempo.

LMLY ➤ ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora