P O W E R L E S S - d r a c o m a l f o y
-¿Draco?-
-Perdóname si es un error-
❝Una profecía los definirá
Pero sólo uno se salvará
Uno morirá
Otro, condenado vivirá
Un último suspiro dará
Luego de una vida completa
Nada más quedará❞
Started: 30/08...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
»𝔻𝕖𝕒𝕥𝕙 𝔼𝕒𝕥𝕙𝕖𝕣𝕤«
Más tarde habíamos conocido finalmente a Ludo Bagman y el señor Crouch (que tanto Percy adoraba y el cuál lo había llamado Weatherby) mientras tomábamos el té, y luego salimos a comprar algunos artilugios, juguetes y chucherías. Yo les recomendé a los gemelos que anotaran lo que vieran y les llamara la atención, como ideas para su negocio.
Junto con Harry me compré unos Omniculares, y les obsequié a los gemelos unas escarapelas verdes y blancas y sombreros con tréboles, por Irlanda, ya que ellos habían gastado todo su dinero en una apuesta a Ludo. También compré unos frascos con maquillaje, que les presté a todos.
Finalmente el Gong sonó y nos dirigimos atravesando el bosque iluminado con luces rojas y verdes al estadio. Un gigantesco estadio que albergaría a unas 100 mil personas, nos tocó en la zona más alta, "asientos de primera" según la bruja que revisó las entradas. Mirando quiénes nos acompañarían en las butacas próximas, notamos que ocupábamos la mayor parte del lugar, pero además de una pequeña figura que ocultaba la cara entre las manos, no había nadie más. Incluso confundimos a la criatura con Dobby, pero resultó ser una elfina llamada Winky, y su amo era el señor Crouch. Más tarde llegó Fudge que nos saludó cálidamente a Harry y a mí, aun recordaba su extraño comportamiento el año anterior. Por un momento creí escuchar un carraspeo jactancioso, conocido para mí y un escalofrío me recorrió el cuerpo.
—¿Cómo estás? Fudge, creo que no conoces a mi mujer, Narcissa, ni a mi hijo Draco—
—¿Cómo estás tú? ... Les presento al señor... al señor, el cuál es Ministro de Bulgaria de Magia, y no entiende absolutamente nada, así que da igual... Supongo que ya conoce al señor Weasley—
Hubo un momento realmente tenso entonces. Draco me miró impasible, recorriéndome con la mirada, volvía sentirme pequeña, sobre todo porque, había ido muy cómoda allí, haría calor y me había ido con un vestido ligero de verano rosa pálido, y una campera de hilo encima, como siempre, mis botas. Mientras que ellos se veían tan... de la maldita realeza.
—Por dios, Arthur— dijo con suavidad su padre. —¿Qué has tenido que vender para comprar las entradas en la tribuna principal? Me imagino que no te ha llegado sólo con la casa—
Fudge, que no escuchaba aclaró que los Malfoy habían hecho una reciente contribución generosa al Hospital San Mungo, y que estaba allí como su propio invitado.
—¡Ah... qué bien! — dijo el señor Weasley, con una sonrisa tensa.
El señor Malfoy se atrevió a mirar a Hermione, que le devolvió la mirada determinada, pero se puso roja. Luego lo hizo conmigo. El nerviosismo recorría mi cuerpo de una manera imperceptible, y acabó apartando la mirada, molesto. Acabé sonriendo de forma cínica, le guiñé el ojo a Draco, que se estaba sentando y me volví al frente para disfrutar el espectáculo.
