Andras Mercury, Andy para los amigos (ósea casi nadie), una niña sangre pura, no popular, pero muy buena y tierna, algo contradictorio para el significado de su nombre, se enamoró de "él niño que vivió"... pero este ni sabe de su existencia, pasarán...
Yo me puse en posición de ataque a pesar de no tener mi varita
Entró y vi a la dueña de aquella voz, una señora con el cabello negro y blanco, se veía muy linda, aquella señora era la madre de Draco, Narcissa Black
Viene a matarme?—dije asustada
Oh no cariño! Yo solo vengo a entregarte ropa para que te vistas—me dice con una sonrisa
Dónde estoy? Que quieren de mí?—pregunto
No puedo decirte la razón de tu estancia, y esta es la mansión Malfoy querida, soy—la interrumpí
Narcissa Malfoy, la esposa de Lucius y madre de Draco—digo ya más calmada—lo sé, señora Malfoy
Nada de señora, solo Narcissa por favor—pide amablemente
Claro—sonrío
-Bueno, te dejo este cambio de ropa para que bajes a cenar, te pido que no tardes
-Está bien ¿gracias?
-De nada
Pinche secuestro tan mas extraño
Me cambié la ropa, era un vestido, cosa que no me quería poner, pero bueno...
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Bajé las escaleras y abrí los ojos de par en par a causa de lo que contemplaba
Mortifagos. Pero no uno o dos, muchos Mortifagos deambulando por la casa
Por fin bajas!—me dice Bellatrix caminando hacia mi
Alto ahí loca—advierto
Huy pero que carácter... me agradas—me dedicó una de sus sonrisas
Ven conmigo mocosa—me dice otro de ellos tomándome bruscamente del brazo
No. Me. Toques. —el hizo caso omiso a mi pedido, lo tomé del brazo y lo tiré al suelo como reflejo
FLASHBACK:
Mi yo de 10 años estaba durmiendo plácidamente con su osito de peluche. Sentí que alguien me jalaba de los pies
Es hora de irnos pequeña—decía una voz rasposa mientras me cargaba
No reconocía la voz y entré en alerta
Tomé una mi lámpara con mi mano y la estrellé contra la cabeza del señor, él se la agarró a causa del dolor y fue cuando envolví la sabana en su cuello para después subirme en forma de mochila a su espalda, el hombre se tiró al piso aplastándome. Solté un chillido de dolor y rodé fuera de su vista, me escondí a un lado de mi mesa de noche y él se paró del piso para buscarme antes de que me encontrara con su mirada salí y le pateé la entrepierna, el soltó un gemido de dolor y calló de rodillas. En ese momento le di un puñetazo en la cara
