Desde que mi padre se fue a su reunión, han pasado cinco minutos de los cuales Hayden y yo hemos estado sentados en silencio. No sé porqué nos pusimos en una situación algo incómoda donde ninguno de los dos quiere hablar, aunque debo admitir que mi cabeza no dejaba de dar vueltas sobre lo bien que mi padre recibió la noticia. Siendo sincera, me siento algo decepcionada por ello, ya que en los últimos días me he estado martirizando por el miedo y hasta me estuve preparando mentalmente para un drama mucho mayor, pero una vez más, mi vida dio un giro de 180 grados, haciéndome ver que no todo lo que suponemos se hará realidad.
- ¿Cómo te sientes?- pregunta Hayden.
- No lo sé- digo en un suspiro. -Por un lado siento que me acabo de quitar un gran peso de encima, pero por el otro aún hay algo que no me deja por completo.
Hayden me mira pensativo.
- ¿Tú madre?
Tragué saliva.
- Puede ser.
Tal vez sea por mi madre o por el hecho que aún estamos al acecho de Ace, cualquiera de las dos opciones hace que se me congele la sangre.
- Tranquila, todo se arreglará- lleva su mano izquierda hacia mi mejilla. -Hablaremos juntos con tu madre, aunque eso signifique mi muerte.
- ¿Ah sí?- río de su sarcasmo. -¿Y que se supone que le diré a nuestra personita si mueres?
- Dile que todo fue culpa de su madre.
- ¡Mi culpa! ¡¿Por qué mi culpa?!- reproché con la boca muy abierta.
- Pues por ser tan hermosa- me dedica una mirada coqueta.
- Eso literalmente no tiene sentido- contradije.
Sin previo aviso, Hayden me tomó del brazo izquierdo, jalándolo un poco hacia él para que con un rápido movimiento pudiese envolver mi cintura con sus brazos hasta lograr sentarme sobre su regazo. De pronto, el pequeño espacio que nos separaba ya no existía, tenía mis muslos a los costados de los suyos mientras que mis brazos ya habían rodeado su cuello y mi rostro estaba tan cerca del suyo que pude rozar la punta de mi nariz con la de él.
- Claro que tiene mucho sentido preciosa- musita. -Tú tienes la culpa de ser tan malditamente irresistible que no pude mantener mis manos ni otra cosa fuera de ti.
- ¿Así que me culpas por no poder controlar tus deseos sexuales cuando estás conmigo?- lo tente con mis labios.
- Exactamente- murmuró antes de tomar posesión de mi boca.
Nuestros besos siempre han sido desenfrenados, pero sobretodo apasionados y este no fue la excepción. Hayden sabía muy bien cómo manejar mis labios y cómo coordinar nuestras lenguas en perfecta armonía. Es increíble como nuestros cuerpos se reconocen con el solo tacto del otro, nunca había sentido algo tan intenso que me subiera la temperatura tan rápido. Hayden me tenía abrazada de la cintura, pero no desaprovechaba el momento para pasar sus manos de vez en cuando por mis muslos para llegar hasta mi trasero y apretarlo un poco cada vez que he mordía mi labio inferior. Todo de él me fascinaba, su forma de besarme, de tocarme e incluso de hablarme, solo él podía encender todo mi cuerpo con una sola caricia y nunca me quejaría de ello.
Sin desperdiciar ni un solo segundo, Hayden tomó la parte baja de mi blusa y la levantó completamente hasta dejarme en sostén. Al instante sentí sus labios dejar mi boca para pasar por mi cuello, hasta mi clavícula y yendo más abajo donde se encontraba la piel sobresaliente de mis pechos. Con cada beso hacía que mi respiración se hiciera más acelerada y mi deseara más de lo que me estaba dando. He estado esperando esto por mucho tiempo y no habrá nada que me impida tenerlo.
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Es Nuestro (3)
Teen FictionLa vida es incierta. Las relaciones terminan y las cosas se complican. Tessa dejó de ser la chica inocente e ingenua que llegó a California llena de planes, y Hayden quiere terminar de una vez por todas con los demonios de su pasado para proteger lo...