Capítulo 02

458 58 4
                                    

– ¿Recuerdan el trabajo de verano? – preguntó uno de ellos, mientras apretaba botones al azar del control.

Se encontraban cómodamente esparcidos en la sala de estar de DeJun, como lo habían planeado, más un invitado extra al que seguido frecuentaban también.

Lee Jeno iba a otra escuela, pero lo habían conocido en su empleo, cuando todos habían trabajado de meseros en algunos eventos.

Jeno era amigo de Hendery, y éste les había hablado del trabajo. Cuando le presentó a sus amigos, ellos simplemente coincidieron y congeniaron, haciéndolo parte del grupo también.

– Obviamente – asintió YangYang – ¿qué hay con eso? –

– ¿Recuerdan al jefe? – hizo una mueca – creo que le gusto –

– Claro – rió el otro – y yo le gusto al papá de DeJun –

El mencionado lo pateó, haciéndolo soltar un quejido, antes de girarse a su amigo.

– ¿Por qué crees que le gustas? –

– Por que, después del verano, yo seguí trabajando para él. Siempre hace que me quede hasta tarde con la excusa de lavar platos o algo, pero todas las veces termina pidiéndome que le haga compañía y luego me lleva a mi casa –

– ¡Oh, no! – exclamó YangYang – totalmente se muere por ti – dijo sarcástico.

– Él como que me manosea –

– ¿Te molesta? – preguntó Hendery.

– Claro que no – resopló – digo, no hace más que acariciar mi cuello o cosas así. A veces espero que haga más que eso, pero no lo hace –

– Tal vez debas dar el primer paso – se encogió de hombros.

– ¿Y que tal que me estoy equivocando? – negó – voy a pasar el peor ridículo de mi vida –

– Jeno, dudo que sea el peor viniendo de ti – se burló DeJun – pero como quieras. Yo digo que lo abordes –

– Secundo moción – complementó YangYang.

– Igual – finalizó Hendery.

– Bueno, pero ese no es el punto. Él me dijo que podían recuperar sus empleos si los querían de vuelta. Nos falta personal –

– Espera – pidió YangYang, risueño – vienes, nos sueltas toda esa mierda del jefe acosador, ¿y luego se te ocurre decir que nos ofreció empleo? –

– Primero, no dije que me acosara. Dije que le gusto – aclaró con cierta suficiencia – segundo, él es mío. No de ustedes, mío. Y tercero, sí, les ofreció un empleo –

– ¿Estaremos a tu cargo? – preguntó Hendery.

– No –

– Entonces Yang y yo estamos dentro –

El menor lo miró mal.

– ¿Perdón? –

– No me has pagado la renta y te gastas tu dinero en estupideces. Nunca me he quejado, pero debes responsabilizarte por eso –

– Hendery – hizo un puchero.

– No, amigo. Iremos a trabajar te guste o no –

– Creo que también iré – habló DeJun – el dinero extra no me vendría mal –

– ¿Más dinero extra? – se burló YangYang.

– Nunca está de más –

– Toc toc – canturreó un recién llegado, sonriente como siempre – chicos, ¿se quedan a cenar? –

– Sí, señor – sonrió Hendery.

– Sipi – respondió YangYang.

– Me da pena – susurró Jeno.

– Todos se quedan, pa – habló DeJun, ignorando totalmente a su amigo – gracias –

– Bajen en diez – dijo antes de irse.

– Genial – celebró el menor de todos – estoy hambriento –

– No es que quiera rechazar la comida de tu papá, pero abajo hay mucha gente – negó – no estoy presentable – señaló su uniforme sucio.

– ¿Cómo que hay mucha gente? – cuestionó DeJun – ¿tenemos invitados? –

– Parece que sí – asintió YangYang, mirando por la ventana – lindos autos –

– Yang, contrólate – pidió Hendery – no querrás parecer vulgar frente a los finísimos Qian –

– Ellos no me juzgarían – se encogió de hombros – además – sonrió – yo no soy vulgar. Soy un buen chico. Uno bonito e inocente –

– Ni siquiera eres bonito, mucho menos inocente – acusó DeJun.

– Sólo tienes envidia –

– ¿De qué? ¿De tu falta de escrúpulos y la manera en la que consigues lo peor por voluntad propia? –

– ¿A qué te refieres con lo peor? – cuestionó indignado.

– Acéptalo, amigo. Tú simplemente vas, coqueteas un rato y terminas yendo con algún idiota. Ni siquiera lo meditas –

– ¿Qué hay que meditar si ellos siempre están dispuestos? – se encogió de hombros.

– Como digas – bufó – de todos modos, allá abajo sólo están los compañeros de trabajo de papá y son hombres decentes. Ese no es tu tipo, claramente –

El menor entrecerró los ojos.

– Te puedo apostar a que puedo llamar la atención de quien yo quiera sin siquiera hablarle directamente – negó – no se trata de decencia. Además puedo conseguir un buen hombre si me lo propongo –

– Estás sobreestimando mucho tu propio poder, amigo – rió Jeno.

– Sólo soy seguro de mí mismo. Y no tengo nada que perder –

– A menos que en verdad apuesten – opinó Hendery – en ese caso, sí tienen algo que perder –

– Eso sería interesante, ¿no? –

– Chicos, por favor – pidió DeJun – debemos portarnos bien. No sabemos que tan importantes sean los invitados de mis papás. Ni siquiera conocemos a esas personas –

– Vi a tu vecino entrar – canturreó YangYang.

– Recuérdeme por qué estamos haciendo esto – habló Jeno.

– Por que YangYang no conoce el amor propio todavía y está aburrido – respondió Hendery, mirando con reproche al menor – pero tengo que admitir que sería una cena divertida. Y si es cierto que son buenos sujetos, entonces no debemos preocuparnos por él –

– No hagamos esto – se levantó, apagando la TV – vayamos a comer lo que sea que mi papá haya cocinado y... –

– Gallina – susurró el menor.

DeJun parpadeó, girándose a él.

– ¿Perdón? – negó exasperado – ya lo hemos establecido. Puede que el tipo sea casado –

– Está bien – se encogió de hombros, pasando junto a él – no dije nada –

El resto lo siguió, dejando al anfitrión solo con sus pensamientos.

Odiaba ser llamado gallina, pero de nuevo, tenía una moral bastante firme.

Él no podía simplemente ir ahí y coquetear con ese hombre por que, primero, era bastante probable que él tuviera una familia esperándolo en casa. Segundo, era amigo de su papá, por todos los cielos.

Eso estaba mal en muchos aspectos.

No, él no era un gallina. Él era un buen chico.

BetchaWhere stories live. Discover now