01

28K 790 29
                                    

Elizabeth

Mi alarma empieza a sonar a las 7:30, me siento en mi deliciosa cama, restriego mis ojos ya que aun sigo dormida, después de unos minutos me levante y me metí a la ducha.

Dejo que el agua caiga por mi cuerpo mientras disfruto lo caliente contactar con mi cuerpo.

Termine de bañarme, empece a cambiarme y salí de mi habitación dirección hacia la cocina.

Baje las escaleras, acercándome hacia la isla donde visualizo un plato de waffles con tostadas.

—Mamá, papá ya me voy.—les aviso mientras agarraba una tostada.

—Adios, hija.—me contestaron dándome una sonrisa.

Salí de la casa, y los guardaespaldas ya me estaban esperando ya en el auto para llevarme al instituto.

***

Llegamos al instituto, el guardaespaldas se bajo y me abrió la puerta trasera para que pudiera bajarme.

Yo le agradecí y me baje del auto agarrando mis cosas.

Entre a la escuela y empecé a caminar hacia mi casillero, siempre que camino mantengo mi mirada hacia abajo.

Sin fijarme me tropiezo con alguien y siento un gruñido, alzó mi mirada rápidamente observando a un hombre un poco más mayor que yo, puedo decir como 25 años.

—Oye fíjate chiquilla estupida.—rechista el pelinegro con enojo, observando su camisa color blanca mancha de café.

—Yo lo siento mucho, señor, pagaré la lavandería por su camisa.—me disculpe para después ofrecer un poco avergonzada .

—No necesito tus estupidas disculpas, me tiras el café encima¿y crees que puedes pagar mi camisa? Ja no creo que te alcance, niñita.—apretó mucho más su mandíbula.

—Mejor déjame pasar que no tengo tiempo para ti.—dice con desagrado y empujándome del camino.

Dios que carácter...

—Cada ves están más idiota estás niñas de ahora—murmura y arregla su traje.

Siento que lo he visto en un lugar, ¿pero donde?

No tome importancia y fui hacia mi casillero.

***

Llego la hora de salida del instituto y el mismo hombre con el que me tropecé en la mañana, está apoyado en su carro mientras el sol le deja ver sus hermosos ojos azul marinos.

—Señorita Jones, tenemos que irnos.— mi guardaespalda llama mi atención.

El ojiazul guía su mirada hacia mi, pero me mira con desprecio.

Camino hacia el auto.

Estoy a punto de subirme, sin embargo mi vista se dirige hacia el hombre.

Hicimos contacto visual, y él no la aparta ningún momento, así que mejor la apartó.

Al principio me sentí incómoda pero debo admitir que no estaba nada mal, el pecho demasiado marcado por su six pack, su cabello negro el cual hace buen contraste con su tez blanca y su barba.

Yes, Baby GirlWhere stories live. Discover now