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— Está gata duerme mucho— fue lo único que dijo Lisa para tomar a la gatita y acostarla en su camita.

Ese día Jennie no estuvo floja como siempre nono señores, literalmente hizo ejercicio tanto en su forma gatuna como animal, ya que en realidad por dentro le afectaba lo que le decían aunque fuera en juego. Ella no lo hacía notar pero era muy sensible, por tal razón Lisa la conoce tan bien así que decidió buscar una torta de chocolate, crema batida y fresas como premio. Al fin y al cabo la palabra "dieta" no existe en la vida de los gatos.

— Jennie~— llamo con melosidad en sus palabras— mira tú regalo~

La gatita somnolienta abrió uno de sus ojos y después salto de la sorpresa, o era su tamaño o se encogió esa torta era gigante.

Sus ojos brillaron tanto que sonrió de una manera tan bonita para transformarse y ser una muchacha de tez pálida (ligeramente bronceada), pelo negro muy largo y orejas blancas.

— SE VE TAN RICO— chillo mientras se puso a chillar.

Lisa soltó una pequeña risa— es toda tuya, tu cuerpo es hermoso no te dejes llevar por las cosas que digan ya sea en juego o no.

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¡La Gata De Lisa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora