16.

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Desde el colapso de Seok Jin en Hanyang las cosas habían cambiado.

Ese día los ángeles de la muerte actuaron rápido y lograron regresar al Dios al Otro Mundo antes de que sus energías se agotaran por completo. Era de sorprenderse lo rápido que Seok Jin fue afectado por la cicatriz ese día en especial.

Taehyung, por otro lado, intentaba cada minuto poder descifrar lo que sintió en ese momento. El recuerdo estaba siendo tendido para que lo alcanzara con facilidad, pero aún así pasaba un tiempo difícil intentando recuperarlo.

Y era más difícil aún cuando Seok Jin no le dirigía la palabra.

No entendía qué era lo que sucedía con él. Dejó de verlo un par de días, con la excusa de que Seok Jin necesitaba concentrarse en recuperarse por completo sin ninguna interrupción externa. Luego, cuando por fin pudo verle, era como si un chico diferente hubiera suplantado su lugar.

—¿Algo extraño ha pasado últimamente? ¿Alguna reunión de la que no me haya enterado? —preguntó Taehyung a Dowoon.

Esos días, los ángeles de la muerte estaban repletos de trabajo y Taehyung pasaba sus días en completo aburrimiento. Jungkook, sorpresivamente, era quien se pasaba por su habitación y le hacía compañía de vez en cuando.

Sin embargo, Dowoon era un chico amigable y siempre parecía estar dispuesto a charlar con él. El juez le explicaba con detenimiento las dinámicas de ese mundo y le hacía comprender de mejor manera el lugar en el que Taehyung estaba condenado a estar por esas semanas. 

Dowoon sacudió la cabeza —. No hemos tenido nada por el estilo. ¿Por qué? ¿Tienes algún tema que quieras discutir con los demás? Puedo agendar un día, si eso es lo que quieres.

—No es eso... ¿No lo has notado extraño?

—¿A quién?

—A Yeomra.

—No... Ha actuado de forma normal junto a todos nosotros. ¿Está todo bien entre ambos?

Taehyung hizo ademán de restarle importancia y sintió un nudo hacerse en su garganta. No comprendía el por qué del comportamiento evasivo de Seok Jin esos últimos días, pero estaba volviéndole loco.

Tener que verlo entrar y salir de la habitación sin dirigirle la palabra era un infierno. Mucho más cuando el chamán intentaba romper el incómodo silencio entre ambos y solo recibía unas cuantas palabras cortantes.

Todo desde ese día.

No podía negar que, incluso él, sentía una sensación peculiar. Las remembranzas estaban haciéndose difusas, y no tenían más avance del que desearía. El momento que más se quedaba en su cabeza era, sin duda alguna, su muerte.

No recordaba a grandes detalles esta, así como tampoco estaba seguro del cómo se había dado todo. Tan solo el sentimiento de tristeza que venía hacia él como si estuviera viviendolo en carne propia una y otra vez.

Seok Jin no había muerto por la apuñalada que le dejó una cicatriz en su abdomen. No existía alguna forma en que Taehyung hubiera estado en el momento en que se dio, así como tampoco rememoraba que hubiesen más personas a sus alrededores en aquel entonces.

—Por cierto, ¿cómo vas con tus recuerdos? ¿Yeomra te ha llevado a observar el espejo del karma?

Taehyung ladeó la cabeza —. ¿El espejo del karma...? —preguntó con duda, luego recordó que a lo que en verdad se refería era al registro de su nombre como parca —. Todo fue bien. Estoy dentro.

—Es un alivio. Aunque es curioso. Los espíritus como nosotros preferimos evitar a toda costa los recuerdos de la vida pasada. Estamos destinados a la inmortalidad y es una carga pesada sobre los hombros. ¿Estás seguro que quieres vivir con ellos? Siempre puedes recurrir al primer infierno y pedir que te sean quitados.

Death God; JinTaeWhere stories live. Discover now