T R E C E

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(2 de octubre, de noche 8: 32pm.)

Matt

El truco era quedarse quieto y callado.

Lo mío jamás fue armas grandes como Drey o cuchillas como Léx. No. lo mío siempre se me había dado mejor con las manos.

Lo observé. La presa se movía de forma zigzagueada, como si sus pies no pudieran sostenerlo por mucho tiempo. Tenía que esperar a que es estuviera lo suficientemente lejos. Tenía que esperar a que estuviera solo.

Esperar jamás fue el fuerte de Léx.

Lo seguí en la oscuridad en silencio y la presa parecía no percatarse de mi presencia, tampoco creía que se diera cuenta de algo aunque estuviera cerca de su rostro. Las calles se empezaron a poner más solas pero la presa estaba yendo a una calle de con personas por lo que no podía poner misterioso y cazarlo en silencio. Lástima, era más divertido.

Me acerqué silbando y la presa se volteo a verme, pareció entender que tenía algo peligroso porque comenzó a caminar algo más rápido pero era inútil, su ebriedad hacia que sus intentos fueran inútiles. Caminé tranquilidad y sigue silbando una melodía inventada, la presa giró a verme notando que estaba más cerca. Noté que estábamos llegando a una calle transitada y de la nada comencé a caminar rápido y lo tomé del cuello de su camisa y lo tiré con fuerza al suelo. Él me miró y sus ojos se llenaron de terror al saber que era un cazador.

—Por favor... tengo un bebé pequeña—su voz era temblorosa y sonreí excitado. Era una verdadera droga ver el terror y miedo en la cara de mis presas.

Sobre todo el terror de mi berenjena bonita.

—Debiste quedarte en casa con tu hija en vez de andar emborrachándote. Eras una presa tan fácil que por ello voy a durar mucho en matarte, querrás morir rápido—mi voz era tranquila pero el toque de diversión se filtraba entre mis palabras.

— ¡por favor! —suplicó—. ¡No me mates!

—Tic, tac—negué con la cabeza y suspiré con un deje de pesar—. Ya nadie dice cosas distintas, por la muerte, ¿es que nadie es creativo? —lo miré, él me miraba como si estuviera loco y sonreí—. Tu vida llegó a su fin.

—No entiendo...—negó con la cabeza, sus palaras eran arrastradas por su alcoholismo y el olor de la cerveza rancia se coló en mi nariz. Hice una mueca de asco—. Tú y tu amigo se llevaron a las chicas Flynn ¿Por qué volvieron?

Ahora sí que este idiota me estaba divirtiendo.

— ¿crees que me conformo con un simple cuerpo? —susurré, fingiendo estar ofendido—. Ni toda la humanidad me saciaría.

Caminé tranquilamente hasta donde dejé el cuerpo ya descuartizado de ese imbécil. Me hubiera encantado jugar con él mucho más pero no me iba arriesgar y además estaba teniendo hambre.

Llegar al bosque y a la cabaña de Drey donde me estaba quedando la berenjena y yo era fácil para mí. Me sabía de memoria el camino pero nadie sabía de esta cabaña, por ello era el mejor lugar para mantenerse oculto.

La cabaña me dio la bienvenida con su característica oscuridad y silencio absoluto. Me gustaba. Encendí una vela y caminé hasta la cocina, abrí la nevera donde un olor a descompuesto me hizo fruncir mis cejas. Busqué el causante de la horrible peste.

—carajo.

Saqué el conejo putrefacto de la nevera y lo alumbre con la vela; los gusanos salían y entraban por la piel y algunas moscas que habían por ahí llegaron rápidamente para celebrar el festín del conejo. Suspiré. Se me había olvidado luego de toda esa porquería que ocurrió en el hospital. Camine hasta la puerta que había ahí en la cocina y lancé el conejo al suelo. Limpiándome las manos con el pantalón volví a dentro y tomé unas frutas.

Bajé las escaleras hacia el sótano mientras le daba un mordisco a una pera. Quité la alfombra que escondía la puerta hacia la sala escondida. Drey había construido esta mierda ya que no sabía donde ocultarse cuando se había escapado del psiquiátrico la primera vez y aunque no estuviera mejor construido era estable. Y ahora era el nuevo hogar de mi berenjena bonita.

Tomé la llave que estaba encime del margen de la puerta y abrí, la luz de la vela se filtraba hacia dentro como una línea hasta llegar al cuerpo de una chica de cabello violeta de espaldas a la puerta tirada en el suelo, inmóvil.

Llevé mi cuerpo hacia su dirección e hice una mueca de repulsión al sentir el hedor a orina de rata pero lo ignoré. Era imperceptible pero se podía notar como su pecho se movía ligeramente, casi no se notaba. Dejé la vela en suelo y la tomé entre mis brazos, ella soltó un pequeño quejido.

—mierda.

Bufé al notar lo caliente que estaba, esta ardiendo en fiebre y su cabello se sentía húmedo. Recordé que había estaba lloviendo y ella se había mojado, pero aun así la tiré aquí húmeda.

—por favor...—sus rostro estaba lleno de suplica y me causaba excitación, deseaba ver que otras emociones podía mostrar la berenjena bonita—. No quiero estar ahí adentro, es demasiado oscuro y horrible.

—Venus...—suspiré tratando de controlarme, era tan difícil cuando sus ojos estaba bañados en ruego y miedo. Demasiado miedo y eso me estaba volviendo mucho más loco de lo que ya estaba—. No quiero tener que pegarte un tiro ahora—negué con la cabeza y el dolor de cabeza que desde hace rato me estaba hartando—. No soy una persona con mucha paciencia, así que no me provoques.

—pero... estoy mojada y puedo...

— ¡basta! —bramé hastiado, ella me miró con pánico y yo trataba de controlarme. Mi sistema rugía que la tomará de su débil cuerpo y lo llevara a la parte de arriba donde haría lo que tanto deseaba—. Has de una puta vez lo que te digo y entra al sótano.

Suspiré. Ahora cargaba a una chica medio muerta que ardía en fiebre hasta los huesos.

La coloqué de una forma en que pude sostenerla con un solo brazo y con el otro que seguía herido tomé la vela. Las punzadas de dolor las ignoré. Había sentido dolores peores y esto no era nada en comparación.




¡paf! Matt narrando un capítulo ¿qué les pareció, valió la pena la espera?

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⏰ Last updated: Apr 10, 2021 ⏰

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Matt (Pausada) 1Where stories live. Discover now