||°•.༄⟶ ONE-SHOT COUPLE

||°•.༄⟶La Estufa de Hierro

En épocas en las que los deseos aún se volvían realidad, una hechicera encantó a un príncipe, condenándolo a vivir en un bosque dentro de una imponente estufa de hierro. Pasaron muchos años sin que nadie pudiera liberarlo, hasta que un día una princesa se extravió en ese bosque, incapaz de encontrar el camino de regreso al reino de su padre. Llegó a un imponente árbol y escuchó una voz que le decía:

—No llores. No hay nada que temer.

—¿Quién eres? ¿Dónde estás?

—Detrás del roble. Ven.

—Muchas gracias—Dijo con una sonrisa—Me he perdido y no puedo regresar a mi castillo. ¿Dónde estás?—Llamó, sin ver a nadie—¡Ven acá!—Insistió.

—Estoy detrás de ti—Le dijo la estufa. La princesa se volvió y se encontró frente a una estufa, la cual se movió y agregó—Ahora estoy frente a ti—Haciendo una reverencia.

Ella, asustada e incrédula, empezó a retroceder, tropezando y cayendo sobre una flor. La estufa, alterada, le dijo:

—No, no debes sentarte. Levántate, levántate—Gritó—Y ella le respondió:

—No te acerques—Mientras intentaba alejarse, aplastando la flor. La estufa, con la flor entre sus "patas" de hierro, le dijo:

—Lamento haberte asustado, princesa, pero esta flor es mi amiga—Acariciándola y, con un poco de agua, estuvo en su estado original. La princesa, más calmada, le dijo:

—Lo lamento—Mirando la flor y luego a la estufa—¿Y tú quién eres?

—No tengas miedo. Como ves, estoy atrapado en esta estufa. Te diré cómo regresar al castillo de tu padre si prometes ayudarme a salir de aquí.

—¿Ayudarte? ¿Cómo puedo sacarte de esa estufa? No tengo los medios.

—Una vez que regreses al castillo, consigue una daga y vuelve aquí. Entonces harás un agujero en la estufa y deberás casarte conmigo—Dijo la estufa, mientras la princesa, incrédula, respondía:

—¿Casarme? Pero ni siquiera sé quién eres tú.

—Por favor, créeme. Ayúdame—Dijo la estufa, emitiendo humo por la pequeña chimenea que tenía—Estoy sufriendo mucho aquí dentro.

—Pero casarme... —Murmuró la princesa, aún en voz baja.

—Por favor, créeme. Ayúdame, princesa—Insistió la estufa, mientras varios ratones se acercaban.

—Está bien, lo prometo. Regresaré al castillo—Aceptó la princesa.

—¿Volverás, verdad?—Preguntó la estufa emocionada—Por favor, promételo.

—Lo prometo. Ahora, dime cómo regresar—Pidió la princesa.

—Sigue a esos ratones, te guiarán de vuelta al castillo—Dijo la estufa, señalando a los pequeños roedores y la princesa solo asiente.

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—¿Qué has dicho?—Preguntó el rey al escuchar la historia de su hija—¿Una estufa te ha dicho que deberás casarte con ella?—Ella simplemente asintió—¡Estás loca!—Exclamó el rey, llevándose las manos a la cara—De ninguna manera permitiré que te cases con alguien cuyo origen ni siquiera conocemos.

—Padre—Dijo apartando su rostro de las manos de él y dejándose caer al suelo—Le prometí que lo haría—Añadió entre sollozos—Sé que suena ridículo, pero debiste escucharlo. Se escuchaba tan urgente y desesperado, padre. No puedo dejarlo ahí.

—Está bien, yo resolveré este problema—Declaró el rey.

—¿Como, padre?—Cuestionó intrigada.

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 Se acercó lentamente, con una daga en mano, y comenzó a hacer un agujero en la estufa. A medida que lo hacía, la estufa empezó a reírse.

—Me haces cosquillas—Decía entre risas—No tiene sentido, jovencita—Añadió, mirando a la chica, que resultó ser una enviada del rey, vestida de manera similar a la princesa, ya que su padre no deseaba que se casara con un extraño.La chica, horrorizada por lo que veía, comenzó a paralizarse.

—Gracias, por el intento, pero es inútil. La única persona que puede sacarme es la princesa. Ve por ella. Si no viene, pasaré el resto de mi vida convertido en una estufa—La chica, al ver que la estufa se acercaba, corrió hacia el castillo.

—Sabía que esto sucedería—Murmuró para el mismo—Será que, ¿llegaré a ser libre?

—No pierda la fe, príncipe—Le decía uno de los roedores.

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