41

4.2K 389 46
                                    





♡♡♡♡♡♡



JiMin no se detiene a pesar de que Hye Sun le insiste. El no la escucha ahora. Recibió una llamada de su padre, no sabe exactamente que fue lo que le dijo, pero JiMin esta demasiado enojado. 

- ¡Escúchame! -alzó la voz pero no tan alto para no asustar a su madre o algún vecino- JiMin.

Se para frente el, impidiendo su paso. Su rostro muestra lo enfadado que esta, no quiere que conduzca de esa manera, podría pasar algo malo. 

- Por favor. Tranquilízate. -tomo su rostro entre sus manos en busca de calmarlo-  Dime que sucede. 

-cerró sus ojos y suspiró- Es mi padre, Hye Sun. Necesito ir a arreglar las cosas con el. Tu te quedaras aquí, no te preocupes, dormiré en casa con los chicos. -alejó sus manos de el- 

- No. -tomo su mano, deteniéndolo de nuevo- No dejare que vayas solo. Es muy peligroso, necesitas tranquilizarte. 

- Lo estoy, estoy tranquilo Hye Sun. -se soltó- Mi padre ahora va a escucharme de verdad. 

- Entonces iré contigo. -ignoro sus palabras y subió al auto primero que el- 

- Maldita sea. Es aun más peligroso para ti que vayas, Hye Sun. -insistió pero ella ya esta dentro- Entrare solo yo, te quedaras dentro del auto. No quiero que nada malo te pase. 

Lo miró de reojo, encendió el auto y se pusieron en marcha a la casa de JiMin. Condujo con rapidez, no hay casi nadie en las calles a esta hora. Al llegar JiMin aparca el auto sin fijarse si lo hizo bien o no. 

Hye Sun toma su mano haciendo que el la mire.

- Prométeme que no harás nada malo, solo ten la calma. -asintió y salió del auto- 

Era momento de enfrentar a su padre. 

Abrió la gran puerta, encontrándose con su padre de espaldas. Camino a el, no sabe si esta listo para encararlo, pero es el momento ahora que esta intentando cambiar. 

- ¿Dónde mierda has estado toda la semana? -se giró a el, esta algo ebrio- ¡Me haces quedar en ridículo y después desapareces toda la puta semana! 

Sintió su cuerpo temblar al escucharlo gritar. Los recuerdos de su niñez golpearon su mente, haciéndolo retroceder un poco, su corazón sea agita y sus manos tiemblan. 

Le grito así de mal aquella vez después de que su madre cumpliera un año de muerta, aquella vez lo golpeo con tan solo ocho años, descargó su ira con el, sin tener la culpa de nada. 

Ya no soy un niño, no dejare que me haga daño. Pensó. 

- ¡Responde carajo! -lanzó la copa que tenía en manos- Eres igual a tu madre... Igual a ella. -una lagrima se deslizo por su mejilla- Ahora también me abandonas. 

-contuvo sus lagrimas- Mamá no te abandono. 

- ¡Lo hizo! ¡Me abandono! -gritó- ¡Tu también harás lo mismo! 

- Aquí quien abandono, fuiste tú. -lo miró con coraje- Solo era un niño... ¡Tenía siete años cuando mamá falleció! -su voz se rompió, no quiere llorar frente a su padre, quiere demostrarle que es muchísimo más fuerte, que ya no es un niño indefenso- Tu me abandonaste a mi, eras lo único que tenía. 

apuesta | p.jmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora