¿Amigas?

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-Bien, seremos amigas.

Le había dicho la rubia mientras le desordenaba sus platinados cabellos.   Sintió como su corazón se saltó un latido para luego comenzar a hacerlo más rápido. Es solo la adrenalina del juego, pensó. 

Después de insistir a Mary que seguiría la apuesta y de exponer a Rin con sus farsas, la platinada quedó satisfecha con su desempeño. Había sido capaz de salir de una situación casi imposible, y si eso no era suficiente para que la rubia la aceptara como su partner, pues ya no habría nada que hacer.

-Me sorprendes, vicepresidenta.

Le había dicho horas después Mary, mientras apoyaba su espalda en una de las paredes de una sala vacía.  La mayor había dejado su máscara en una de las mesas, respetando el acuerdo de no utilizarla mientras estuviera a solas con la rubia. Desde su asiento sintió como sus mejillas se enrojecían e instintivamente miró su máscara como quien buscara protección.

-Me puedes llamar Ririka, Saotome.

Agregó, volviendo a encontrarse con ojos color ámbar. La rubia cruzó los brazos y sonrió sin mostrar sus dientes, manteniendo el contacto visual.

-Supongo que me puedes llamar Mary también... ya basta de formalidades.

La menor caminó hasta la silla más cercana a la vicepresidenta y se sentó, mientras escaneaba cada detalle del rostro de la platinada.

- ¿Cómo es que te mantuviste todo este tiempo en las sombras? Me es difícil imaginar lo que significa no ser reconocida por los demás, pasar desapercibida, básicamente no existir.

La mayor desvió su mirada hacia sus manos que yacían sobre sus muslos.  La pregunta parecía simple, pero sabía que la respuesta no lo era.  Desde que tenía memoria se había mantenido bajo la sombra de Kirari, su imagen pública era prácticamente inexistente. 

Desde que era pequeña los profesores estaban al tanto de su situación, defendiéndola de quienes la molestaban o intentaban quitarle la máscara.  Había tenido que sortear rumores acerca del por qué. Tiene una grave deformidad, su hermana metió su cabeza en el fuego de la chimenea porque le quitó un juguete, sobrevivió a un incendio cuando era más pequeña, eran algunas de las cosas que solía escuchar por parte de los otros.  Todas esas actitudes hacían que se alejara y alienara más y más del resto de sus compañeros, no teniendo "amigos".

Con los años agregó un modificador de voz a su máscara, incapaz de soportar la vulnerabilidad de la misma cuando alcanzó la adolescencia.   Esa no era la imagen que quería mostrar, no, ella quería que el resto se volteara a mirarla causando misterio, interrogantes, incluso un poco de miedo ante tan intimidante figura.  Quería lo que su hermana lograba sin utilizar ningún accesorio ridículo y esa era la única forma, esa y jugar a ser Kirari, claro.

-Eso no te lo preguntas cuando has vivido toda tu vida de esta manera... yo... simplemente no conozco otra forma.

Ririka estaba consciente de su voz a punto de quebrarse, de las lágrimas que se asomaban tímidas en sus ojos.  Intentó contener lo más que pudo, por una estúpida razón la rubia estaba haciendo preguntas que nunca había escuchado, ni que ella misma se había cuestionado. Preguntas que derribaban cada uno de los muros que había logrado construir todos esos años. ¿Cómo era posible que las palabras de Mary penetraran con tanta facilidad?  De repente fue consciente del calor sobre sus manos, percatándose de que eran las de la rubia que intentaba consolarla, supuso, mientras una lágrima resbalaba lentamente por su mejilla.

No buscaba nadaWhere stories live. Discover now