La Batalla

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**Aclaro que hay partes narradas por la autora o por los personajes**

Campamento:

Sesshomaru había llegado a la ubicación donde estaban los problemas limítrofes. Ordenó que colocaran el campamento y dirigió sus pasos hacia unos árboles vio que los demás se hallaban lejos de él haciendo que tuviera un momento a solas. Se apoyó en el árbol y se sentó al pie del mismo.

Necesitaba pensar y aclarar todo lo que sentía, tenía algunos sentimientos encontrados que lo molestaba en sobremanera.

El un Daiyoukai y de mente tan equilibrada estaba como un tonto pensando en todo lo que había visto y más que nada por una humana y esta frase se remarcaba en su mente.

¿Acaso él odiaba a las humanas? definitivamente no, era que las humanas eran efímeras, su vida era tan breve. Por lo cual no debería darles importancia.

—Tan corta será su existencia en mis días —arrancando el pasto y ensuciando sus garras con la tierra, mientras reflexionaba—. Ella no me pertenece, no la detesto, eso es seguro solo quiero que mantengan su distancia. Solo que ella...

—Te interesa mucho y no lo quieres admitir –interrumpió su contraparte— ¿temes que te vean de débil?

—¿Débil? —repitió con fastidio— nunca he sido débil y no pienso comenzar desde ahora.

—Sabes bien que ella no pasó la noche con Inuyasha —mencionó con seguridad yakko— lo sabes y no te hagas— dijo a modo de reproche y lleno de seguridad por su afirmación.

—Ya déjame en paz— dijo con enfado mientras arrancaba mas pasto tiñendo sus garras de verde— si ella quiere a Inuyasha y si ellos son felices que lo sean con o sin marca —dijo mientras se paraba e iba al encuentro de sus subordinados— y te ordeno que no vuelvas más con este asunto.

Su bestia se calló sabiendo que era inútil hablar con el cabezota de Sesshomaru y que no era momento de presionarlo.

Sin duda Sesshomaru pensaba que debía estar a la altura o así pensaba y que debería casarse con alguien más de su condición de youkai. La verdad sobre este asunto es que estaba muy lejos de cómo su padre pensaba respecto a su unión.

Palacio del Oeste:

Aquel día era soleado se podía oír el canto de los pájaros, ¡y cómo no! si era primavera. El frío se alejaba lentamente de ahí, pero el clima era tan paralelo a cómo se sentía Kagome, al ser enviada a "practicar" al campo de batalla.

Había pasado un día desde la partida de Sesshomaru, pero a pesar de haber tanta gente se sentía la ausencia del heredero.

Solo que en el área de práctica había una jadeante Kagome que estaba de rodillas sosteniendo una espada de madera y sobre ella Kikyo con otra espada que había dado un golpe en su abdomen y la había obligado a terminar de rodillas.

—No debes bajar la guardia en ningún momento —reprocho Kikyo mientras empujaba con fuerza, provocando que su reencarnación cayera de lado—. ¡En un campo de batalla no habrá tregua! —se exaltó al ver como derrotaba a kagome de nuevo— y nadie dejará pasar la menor oportunidad —dijo mientras le lanzaba una descarga de Reiki.

Kagome abrió como platos los ojos al ver el inminente impacto y fue alcanzada con una parte de aquella bola de energía espiritual.

—¿Cómo? —musitó apenas en tono audible viendo con asombro a la miko.

—Sorprendida ¿verdad? —dijo llena de satisfacción y con orgullo sobre de ella misma— los años me han enseñado que puedo hacer lo que me plazca con este don que tenemos —dijo con una sonrisa, cosa muy extraña en ella— solo tienes que manejar el poder de la energía espiritual como tú lo desees, este don proviene de ti y tú decides como usarlo —hablaba mientras más energía espiritual se formaba en sus manos, lo cual alertó a la miko futurista y percibiendo el horror de Kagome lo desapareció.

Un Giro Al TiempoWhere stories live. Discover now