El trino del diablo

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Despiertas sintiendo un ligero dolor que te recorre todo el cuerpo, usabas la camisa blanca que él te había dado cuando el sol comenzaba a salir. A pesar de haber dormido varias horas, el amar a Sebastian hasta el amanecer había dejado tu cuerpo totalmente exhausto y lleno de marcas que serían difíciles de ocultar.

Te quedas quieta al notarte entre los fuertes brazos del demonio, Sebastian estaba justo detrás de ti manteniéndote cerca de él, su aroma y el toque de su piel te hacen sentir un poco de vergüenza al repasar todo lo que había sucedido, pareciéndote extrañamente maravilloso el que hubieses dormido entre sus brazos, tu nuevo amante te saluda dejando un beso en el hombro que hace reaccionar tu piel de inmediato.

-Buen día- susurra cerca de tu oído con aquel tono ligeramente ronco haciéndote sonrojar de inmediato, mantienes la mirada al frente evitando los ojos carmesí, sintiendo tus mejillas arder- acaso excedió sus límites?- continúa burlándose mientras sus labios recorren tu piel.

Das la vuelta para mirarlo, levantas la vista para encontrar la del demonio, la luz solo iluminaba la mitad de su rostro dándole un aspecto misterioso, incluso en esa situación se mantenía perfecto.

Sebastian te examina con cuidado como si fuera la primera vez que te veía.

Había algo en el ambiente que parecía familiar, un silencio que era distinto, silencio que hacia resaltar cada sensación en tu piel.

Te sostiene por la cintura acercándote su cuerpo, su mano se desliza por tu espalda hasta llegar a tu nuca pasando los dedos por tu cabello, sientes su respiración al estar tan cerca de él.

-Al fin logre capturarla...- susurra casi sobre tu boca- ... dejemos de perder tiempo...

-Capturarme?- respondes intentando no perderte en la sensación de sus manos que vagaban sobre tu piel- acaso soy un animal salvaje?

-Es más peligrosa que eso- susurra como un pensamiento.

Con un movimiento rápido tu demonio se incorpora para acorralarte contra la cama totalmente serio.

-Lo deseó todo- suelta tomándote por sorpresa- cada momento, sus pensamientos, su cuerpo y cada parte de su alma, es lo que deseo, lo que tomaré, no te permitiré escapar ahora.

-No escaparé- sueltas mirándolo a los ojos usando un tono serio.

Sebastian analiza tu expresión por unos segundos, extiendes la mano para acariciar su rostro, a lo que tu amante responde recargándose en la palma de tu mano soltando un ligero suspiro.

-Debería recordarlo...-susurra antes de besarte son delicadeza.

Recorres su espalda con las manos mientras vas perdiéndote en su aroma, el calor de su piel y el latido de su corazón que asemejaba los latidos del tuyo, la tranquilidad que te daba estar tan cerca era confusa al sentir tu corazón latir tan fuerte que podría salir de tu pecho y aquel sentimiento abrumándote por completo.

~~•~~

Los días a su lado parecían eternas luchas entre la pasión y el sentido común que nunca resultaba victorioso.

Días y noches siendo la víctima perfecta de cada uno de sus movimientos, sin resistencia ni dudas ante aquel demonio, la vida parecía mucho más fácil cuando sus manos recorrían tu cuerpo, una simple caricia a tu cabello o algo intenso que te elevara al paraíso, nunca sería suficiente.

Cada palabra y cada acción del demonio se habían vuelto lo único que necesitabas, sólo por aquél gusto que le tenías como una adicción que te cegaba en todo momento y disfrutabas en exceso.

Demasiados días después un carro llega a la entrada de mansión, el sonido lejano del golpe en la puerta parece molestar a tu demonio, provocando en ti la sensación de despertar de un largo sueño.

"LA VENGANZA DE LAS ROSAS" Sebastian Michaelis y tú.Where stories live. Discover now