OCHO - VÁMONOS

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Hange aparcó el coche justo en la puerta del restaurante. La verdad es que era un sitio precioso, pero muy elegante: un edificio de dos plantas, la de arriba con una gran cristalera y la parte de abajo a modo de cafetería. Se llamaba "La Mazmorra". Dentro pude observar a una mujer, muy muy alta, con el pelo corto rubio y vestida con un traje y por encima un delantal de cuero.

-Elin, ¿vamos? -me dijo Hange al abrir la puerta del copiloto ya que yo aún no me había movido. Me ofreció su mano y la acepté. Me encantaba el tacto que tenían nuestras manos. -Espero que te guste, Yelena es una gran amiga y Niccolo, su nuevo cocinero, dicen que es espectacular.

-Ya se verá. -le dije con orgullo, metiéndome con ella. La mujer del interior vio como nos acercábamos y corrió a la puerta para abrirla y dejarnos pasar, Hange primero y yo después -¡Qué bonito!

-Gracias, preciosa. -sonrió Yelena mientras hacia una reverencia. Hange le dio un golpe en la cabeza y acto seguido la chica rubia la abrazó, levantándola del suelo. -No te pongas celosa, pequeña. -le dijo al oido. 

-Elin, esta es Yelena, aunque bueno ya os habíais visto.

-Encantada. -dije mientras estrechaba la mano que me ofrecía.

-Igualmente.

Después de la presentación, Yelena nos guio hasta la mesa que nos tenía reservada. Era la mesa con las mejores vistas del local y por lo que veo, la única preparada, aunque supuse que al no ser ni las 13:30 nadie habría reservado aún. Me fui a sentar y Hange me acercó la silla, haciendo que me sintiese como una princesa.

-Os dejo por aquí el menú. -nos entregó una carta a cada uno. -Hange, si quieres cualquiera plato en alternativa vegetariana dime.

-Gracias Yelena, me haces un gran favor. -sonrió a la camarera. -¿Hay algo fuera de carta hoy?

-¡Sí! Gracias por recordármelo. -gritó Yelena mientras sacaba una libreta del bolsillo del delantal. -Pues mira, tenemos una crema de verduras acompañada de una tempura, sushi vegano y bambú, setas y ternera en salsa de almendra.

Hange me miró, aunque yo no lo noté. Estaba buscando un plato que no tuviese carne o pescado, pero es que todo lo tenía. Sabía que podía pedir una modificación, pero es que me daba vergüenza.

-¿Tú que vas a querer, amor? -esa pregunta me sacó de mi ardua tarea. No esperaba que me llamase así, aunque la conversación que tuvimos a la mañana dejaba a entender que no le molestaba que yo fuese su novia

-No lo sé, todo tiene muy buena pinta.

-Pues déjame recomendarte. -acercó sus manos a mi carta y la cerró, entregándosela a Yelena momentos después. -Pues nos vas a traer el bambú y las setas, pero mi ración sin carne.

-La mía también. -me miraron las dos, desconcertadas. -Es que soy vegetariana. -dije rascándome la nuca.

-¡Oh! La parejita típica de lesbianas eco-friendly. -Yelena se rio mientras apuntaba el plato. -Hange, vaya buen partido.

-Cállate Yelena. -Hange me miró avergonzada. -Sigue apuntando. -señaló en la carta los siguientes platos, como si fueran una sorpresa. -Y de beber...

-Yo quiero vino tinto. -las dos mujeres se giraron mirándome, sorprendidas. Creo que no se esperaban que me gustase ese brebaje de dioses.

-Pues que sea vino tinto. Muchas gracias.

-Muchas gracias. -seguí las palabras de Hange.

-A vosotras. -metió las cartas en un carrito que tenía a su lado. -En un rato os traigo la bebida.

Arte Moderno | Hange Zoe x FemreaderWhere stories live. Discover now