Un lugar sobre el Arcoíris || ✔️ Bilogía Arcoíris #1

III: Encuentro (I)

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El verano no acaba de llegar y ya se siente el calor, pero en serio, adoro venir a esta hermosa playa de blancas arenas. Además de mi Pequeña Grecia, este sitio es perfecto y ha sido de mis favoritos desde que llegué hace años al país.

Lo más increíble es que en cada visita hay un descubrimiento o pasa algo distinto. La primera vez oí con claridad el precioso sonido de una flauta que mezclado con el rumor del viento entre los árboles y el oleaje en la orilla, resultó una experiencia mágica como captar el canto de una sirena porque, del mismo modo, jamás di con su origen.

En otra oportunidad, un par de años más tarde, llovía, a pesar de eso, el petricor mezclado con el aroma salino del mar era impresionante, ni siquiera las tonalidades grises del ambiente restaban belleza o magia al lugar y cuando esa lluvia cesó de forma repentina, un magistral arcoíris tiñó el cielo multicolor, fue impresionante. En este momento cuando vuelvo a ser testigo de un hecho similar, reafirmo mi postura en cuanto a lo fantástico de este sitio.

Una vez más, un increíble arcoíris surcó el cielo de tal manera que parecía pintarlo de colores y al igual que entonces, no pude evitar realizar multitud de tomas; sin embargo, ahora siento que debí contenerme ya que acabo de perder de vista al chico de los rizos dorados que encontré sentado sobre las grandes rocas en este mágico lugar. Suspiro con pesar porque creo que se trata de él.

Hace un par de años conocí a un chico increíble que me deslumbró con su sexi manera de moverse, lo vi bailar Baby One more Time en el club sin despegar su sugerente mirada de mí, yo le observaba desde lo alto en el área VIP y me dejó maravillado. Lamentablemente, él no estaba solo y yo tampoco, me encontraba con mi entonces prometida, hoy día: la inmencionable. Apodo impuesto por mi hijo y ¿quién soy yo para contradecirlo? Mi deber como padre es apoyarlo. En fin, aquella vez estábamos bastante tomados y entre la marea de personas resultó imposible acercarme a él, cuando logré llegar a la salida fue tarde, lo vi subir a un taxi y partir.

Creí que no volvería a toparlo, pero para sorpresa mía, lo hallé aquí, estoy seguro de que el sexi rubio con ojos de un tono verde intenso como bosque virgen bañado por el rocío matutino se trataba de él y de nuevo no tengo siquiera una pista de su nombre...

—¡Dios, ¿por qué eres así?! —le grito al cielo con los brazos extendidos— Me das una probadita de helado y luego lo lanzas al suelo.

No hay de otra, una vez más debo depender de la suerte, lo único que espero es volver a encontrarlo pronto.

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Dentro de unos días se dará la inauguración de la nueva muestra fotográfica, eso me llena de emoción y aunque amo mi trabajo, odio con todas las fuerzas de mi alma utilizar estos engorrosos trajes formales.

—¡Ray, quédate quieto o empezaré a picarte con las agujas a propósito! —exclama una muy exaltada Jo mientras continúa trabajando en el traje.

Johana es mi mejor amiga, compañera en el estudio de arte y diseño, también mi diseñadora de modas particular.

Conocí a su novio, Renzo, hace tiempo en París y congeniamos de tal manera que, cerca de cuatro años atrás, cuando descubrí el talento de la chica, decidimos asociarnos para impulsar la carrera como diseñadora de esta encantadora jovencita de dorados rizos y armas a tomar porque sí, podrá medir metro setenta sobre tacos muy altos, pero con su diminuto tamaño es capaz de meterme en cintura con un buen jalón de orejas.

—Johana, niña hermosa de mi corazón, ¿qué no lo hacías ya adrede? —inquiero con ironía y su respuesta es enterrarme un alfiler en la mano con la suficiente fuerza para hacerme gritar como niña chiquita—: ¡¡Aaaaaaay, Dios, Jo!!