III: Encuentro (II)

371 62 18
                                    

Tomo asiento a su lado una vez he llegado al sitio y él ni se inmuta, soy básicamente un cero a la izquierda, lo veo casi atragantarse con la jarra de cerveza, no se despega de ella hasta ver el fondo blanco. ¡Guao! Libero aire en silencio con intención de desertar hasta que pongo los ojos en Moe: ese cretino aletea como gallina del otro lado en silencio.

—Chico oso, ya estamos en verano, eres consciente de ello, ¿verdad?

No dice ni una palabra y lo veo bajar la cabeza con resignación o fastidio quizás.

—¿Tendré que aguantarte cada vez que venga al bar? —pregunta sin mirarme y con clara obstinación en la voz, empiezo a creer que no fue buena idea escuchar a Moe.

—Probablemente, chico, solo trato de que te diviertas un poco.

Moe se acerca con un whisky para mí y una nueva jarra de cerveza para él, fijo la mirada en mi amigo para indicarle mi deserción, pero en su ojo y sonrisa burlona puedo ver con claridad sus burlas antes de marcharse. Ladeo la cabeza en cuanto el oso furtivo extiende el brazo derecho para agarrar su bebida y noto un brazalete ancho de cuero con púas que me hace pensar en alguien más «no puede ser», me digo, incrédulo.

—¿Eres el policía de la diversión o qué? —pregunta el chico a mi lado luego de un suspiro y puedo jurar que eso sonó realmente irónico, entonces un recuerdo me asalta: «¿Eres el policía de la moral?».

«Dios, si de verdad es él, no juegues conmigo esta vez», pido en silencio un milagro al cielo y decido ignorar a mi instinto de supervivencia que me pide alejarme del chico malhumorado boxeador e insistir una vez más, necesito descubrir si se trata de él.

—No, chico oso, pero creo que todo este teatro del extraño solitario en la parte más oscura y apartada, lo haces para llamar la atención —contesto en su tono, provocándole una buena risotada antes de llevarse la cerveza a la boca, lo que considero una pequeña victoria. «Tienes que ser tú», el pensamiento vuelve a cruzar mi mente.

—¿Te han dicho que eres molesto? —su pregunta me hace reír, entonces lo veo girarse.

Pese a la capucha de su abrigo y oscuridad del sitio, consigo medio divisar el rostro del chico de la playa... «sabía que eras tú», me digo a mí mismo en cuanto noto la diminuta sonrisa que le surca el rostro y replico su gesto al responder:

—Me lo han dicho tantas veces que ya perdió el significado.

—Idiota.

—Ray, llámame Ray, ¿y tú eres?

—Aléjate de mí —contesta en tono amenazante, pero vuelvo a reír al responderle con completa ironía:

—¡Estupendo! Te llamaré Ale, un placer conocerte.

—¡Eres un fastidio!

—Y tú antipático.

—¿Y por qué no me dejas en paz? —Aunque empieza a sonar algo enojado, aprieta los labios, tratando de tragarse la risa, por eso sigo adelante:

—Porque esas sonrisas que intentas disimular, me dicen que te gusta ser molestado por alguien como yo.

—¿Te refieres a un idiota?

Un lugar sobre el Arcoíris || ✔️ Bilogía Arcoíris #1Where stories live. Discover now