41 || Ese soy yo

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

La vida es en verdad extraña, pensaba el castaño mientras caminaba por la vereda sosteniendo la mano de su novia.

En ese instante, estaba muy feliz, viviendo algo realmente bonito al lado de una persona que quería y amaba demasiado. Pero...

—¡Payton! La niña está hablándote –sonrió la pelinegra mirándo al chico. Este volteó a ver a aquella niña.

—hola, ¿Que estabas diciendo, linda?

—que el chico de por allá está hablándote –apuntó detrás de ella, dónde estaba Chase junto a Avani esperando a estos tres.

—¡Hey, al fin llegan! ¡Llevamos una eternidad esperándolos! –el castaño junto a su novia y la niña se acercaron a los demás.

—hola chicos –saludó la pelinegra, notando como su novio veía desconcertado a la pequeña a su lado. – Payton, lindo, Avani me contaba por mensaje que mientras esperaba a que llegáramos vio a esta niña sola, ella dice que no encuentra a su madre. Esperamos que alguien que ella conozca venga a buscarla –le susurró a él.

—claro, cariño, está bien –asintió.

¿Que hay con lo que sucede en otro lugar? Alguien está muy estresado ahora, en su último año de la universidad y completamente lleno de trabajos por hacer. Tan estresado que podría llorar del estrés, de impotencia por no poder con algo que debería ser fácil para él.

Alguien podría estar sufriendo un accidente ahora, siendo asistido por paramédicos, luchando por mantener sus ojos abiertos y quedarse despierto, o talvez solo está inconsciente y no sabe lo que le está pasando.

Alguien está recibiendo graves noticias, unas totalmente aterradoras como podrían ser las que te dan lo oficiales por una simple llamada telefónica, esos oficiales que han estado buscando a tu familiar desaparecido y finalmente lo encuentran muerto en algún lado. Alguien está recibiendo unas noticias tan malas como esas.

Alguien está dando a luz, aturdida por sus propios gritos desgarradores o por los de sus familiares fuera de la sala, eufóricos por ver al nuevo integrante. O talvez ella solo no está pensando, y está más muerta que viva por tanto dolor que sufre en su parto y solo quiere que termine.

—¿Mi mamá no va a venir a buscarme? –los ojos de la niña estaban cristalinos.

—oh no, nena, claro que vendrá, ella está buscandote ahora –el castaño se agachó y la abrazo, envolviendola en sus brazos fuertes; mientras veía como sus amigos lo habían dejado a cuidado de la niña para ellos poder ir a comprar en una tienda – ¿Por qué dices esas cosas?

—porque yo le dije cosas malas a mamá hoy –él podía sentir como su hombro se empezaba a humedecer por las lágrimas. – y si ella ya no me quiere porque le dije cosas feas está bien, pero me va a dejar acá y eso no se hace. Aunque tampoco hay que decirle cosas feas a tu mamá, y yo lo hice...

—¿Cuántos años tienes, linda?

—siete –murmuró, dejando que la mano del chico secara sus mejillas.

—¿Crees que tú mamá es tan mala para dejar a su hijita de tan solo siete años en un parque, sola?

—mi mamá no hace eso...

—entonces realmente va a venir a buscarte –le sonrió, consiguiendo que la niña le mostrará sus pequeños dientes en una linda sonrisa también.

Aunque, ¿Por qué todo tiene que sonar tan feo? Vamos, alguien se está graduando de la universidad en este instante, después de tanto esfuerzo, aguantar tantas burlas, tantas noches desvelandose para terminar ese proyecto que recordó a último momento, todos los líos amorosos que pasó. Después de todo, logró estar graduándose ahora.

Alguien acaba de salir de su cirugía, luego de su accidente y quedar en estado crítico; finalmente se pudo reponer. Entonces ahora disfruta de un hermoso momento con sus hermanos, padres, talvez esposa o esposo e incluso hijos o hijas, mientras conversan de aquello tan emocionante que harán en cuanto él salga de esa camilla y pueda caminar como antes.

Alguien recibió aquella mala noticia telefónica, una muerte es algo que no se puede arreglar pero puede verle algo bueno, y es que esa persona ahora descansa en paz. Ya no tiene que preocuparse por sus cuentas sin pagar, ni tampoco por no tener de comer todos los días, o ni siquiera algo que vestir. Ahora solo está arriba, cuidando a aquellos que amo y amará por el resto de la eternidad.

Alguien acaba de salir de la sala de parto, y vio como las enfermeras y enfermeros sostenían a su bebé en brazos y lo dejaban en la pequeña encubadora para llevarlo a su habitación a descansar. Después de sufrir tantas contracciones, sentir las pequeñas pataditas desde el vientre que hacían crecer sus ganas de sostenerlo o tan siquiera verlo unos segundos; finalmente puede hacerlo, y lo puede ver tanto tiempo quiera.

Alguien se ha declarado al que parece ser el amor de su vida y fue aceptado, entonces ahora disfrutan un lindo día juntos, mientras conversan para conocerse aún más de lo que ya lo hacen. O talvez le costó un poco más ser aceptado, y tuvo que sobrepasar muchas cosas para conseguir lo que quería. Para poder decir que, finalmente, esa preciosa y explendida chica le pertenece, aquella chica que lo hizo llorar, reír, lo ilusionó en varias ocasiones, lo asustó, lo hizo enojar. Pero sobre todo, le enseño a amar, a respetar, y a apreciar todo lo que tiene; porque lo puede perder en cualquier momento.
Pero de todas formas es muy afortunado ahora, porque a fin de cuentas tiene a la chica que siempre había soñado, y no una que se parezca.

—¡Amor, mira! ¡Es la madre de la niña! –Mia se acercaba corriendo hacia su novio, junto con la mujer y sus dos amigos detrás de ella.

—¡Mamá! –la pequeña se separó del chico y fue corriendo hacia su madre, que la esperaba a unos metros con los brazos abiertos lista para abrazarla con todas sus fuerzas.

—hija... Lamento haberte olvidado en este lugar, podría haber jurado que había tomado tu mano antes de correr hasta el colectivo –la mujer besaba la cabeza de su hija mientras lloraba. Ella y su hija le agradecían a los otros dos por estar cuidando a la pequeña.

—vi a una mujer desesperada caminando por la calle, llevaba un pequeño papel en su mano y se lo mostraba a cualquier persona que se cruzará. Supuse que era ella –comentó la pelinegra tomando la mano del chico.

—¿De verdad? –él soltó su mano y cruzó su brazo por encima de sus hombros, abrazándola, comenzando a caminar junto a ella.

—em, sí –miraba detrás de ellos. – Payt, vamos a dejar a los chicos...

—que sé jodan, estoy caminando hacia un café mientras abrazo a mi novia ahora –le sonrió besándola.

—no van a saber dónde estam- –él besó a la pelinegra para que dejará de hablar sobre ellos, mientras ella lo correspondía.

Oh, un momento; soy ese chico afortunado.

Fin

brisaxpayt09

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𝘄𝗶𝗹𝗹 𝗶𝘁 𝗲𝘃𝗲𝗿 𝗯𝗲 𝗺𝘂𝘁𝘂𝗮𝗹? | 𝗽𝗺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora