VI

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Una semana había pasado desde aquella discusión. Zemo había llamado a Tony demasiadas veces, pero nunca obtuvo respuesta porque se encontraba de viaje "lejos de la tecnología" según Happy.

En el fondo, sabía que estaba en algún lado de vacaciones cogiendose a Steve y simplemente no tenía ánimos de pasarse a una línea segura para hablar con él, pero tenía demasiadas cosas de las qué preocuparse como para pensar en eso.

Aquella mañana, cuando por fin le devolvió la llamada, se dio cuenta de que por más que lo intentara, no podía anular el contrato y debía quedarse con James un año entero, tal y como indicaban sus papeles.

—Podemos anularlo, vamos. No puedo quedármelo, Tony. Yo estaba tan bien con mi retiro —dijo, tomando un sorbo de su copa.

—No, no, no, no... tú no estabas drogado, ni yo te obligue a que te lo lleves, así que no puedo hacer nada.

—¡Es un contrato por la venta de una persona, es ilegal y lo sabes! —gritó al teléfono, perdiendo los estribos completamente de un momento a otro.

—No, con la última revisión del abogado, es perfectamente legal. Y sabes que un contrato, mi tonto amigo, no es más que un acuerdo en que dos o más personas deciden algo y se comprometen a cumplirlo o verán las consecuencias —le recordó—. Y por más que sea entre Lucifer y tú, sabes que se trata de una promesa de que tú mejorarás los modales de Bucky en la cama. Lo cual implica que debes mantenerlo en buen estado, ergo, vivo, ergo debes salvarle el trasero aunque sea un zombie comunista. ¿Por qué debo recordarte las pautas de un contrato del que tú redactaste la base?

Zemo suspiró, su mano temblaba y tomó el puente de su nariz intentando respirar tranquilo y calmarse.

—¿Por qué lo llamas Bucky? Suena tan ordinario y sin clase —murmuró.

—De acuerdo, "James" —Tony rodó los ojos al otro lado de la línea—, él es tu problema ahora, conde sokoviano.

Zemo rascó su cabeza y se sirvió otra copa de vino. Era quizá la tercera botella que descorchaba, y ni siquiera era mediodía.

—Es terco, muy fuerte y dice que si él quisiera, escaparía. Es un gran problema. ¿Y los Odinson? Solo es cuestión de tiempo para que quieran hacer alguna jugada y vengan a buscarlo.

—Escucha, estás ahogandote e un vaso de agua. Siempre tuviste que tratar con desastres peores que ese, ¿viste sus ojos, su bonito trasero? Debería ser suficiente motivación para invertir tu tiempo en él —Tony suspiró, deseoso solo por el recuerdo de Bucky—. Yo me lo quedaría si no fuera porque me odia y necesita ser educado de inmediato. Y no conozco a alguien mejor para el trabajo que tú.

—Bueno... Es un bonito desastre, si —dijo Zemo, como si estuviera pensándolo mejor—. Pero me golpeó y amordazó en mi propia casa, para negociar. ¡Dijo que debía ser más gentil! Yo ni siquiera estaba probando mis agujas en él —le dijo, mientras su voz desafinada le traicionaba, comunicándole a Stark que ya estaba bastante ebrio—. Dios, nunca me sentí más burlado, quiero... hacer que suplique.

Tony se quedó en silencio un momento. Estaba en la azotea de un casino en Puerto Rico, la vista era buena, pero mejoró cuando Steve se manchó la camisa con su trago y no tuvo mejor idea que quitársela.

—Y... ¿Por qué no intentas negociar? —dijo Tony de repente.

Zemo río al otro lado de la línea.

—Nunca. La esencia de un buen esclavo es la predisposición insana para cumplir las fantasías de su amo.

—Entonces nunca se entenderán. ¿Si sabes lo que ocurre cuando no cumples un contrato de un chico, no? —dijo Tony, en un tono obvio.

—Sí, sí sé.

—Entonces intenta un método nuevo está vez. Síguele la corriente hasta que tengan confianza.

Zemo bajo el teléfono de su oído y exhaló con ira.

—¿En serio te atreviste a darme ese consejo? —dijo indignado el barón—. ¿Cómo tú dejaste que Steve te manipulara con unas lagrimitas? —Tony titubeó—. Un esclavo es lo que es, no puedes permitirte sentir ese tipo de cariño por ellos.

—Steve es... diferente.

—Ahora mismo le mostraré a James como respetarme y tú verás que la clave para un vínculo sano con tu esclavo es la distancia.

—Eres tan hipócrita, Zemo —dijo Stark, enojado de repente—. Casi me mataste cuando Rodhes cayó por las escaleras y quedó en silla de ruedas. ¿Y Stephen? Siempre te lamentaste que haya muerto en ese accidente de auto. Tú amas a tus esclavos.

Una mano de Zemo apretó el teléfono y la otra jugó con las viejas hojas de un libro.

—Rodhes y tú nunca se entendieron bien, pero, ¿sabes? Jamás podré perdonarte si le haces algo a Steve —murmuró.

—Ya hablamos de esto, no lo haré.

—Steve es un buen hombre —dijo Zemo y una larga pausa acabó con la conversación, porque en parte Tony también sabía que eso era verdad—. Espero que vuelvas pronto de tus vacaciones, fue bueno hablar contigo.

—Espera, Zemo... ¿Estás ebrio?

—No, ¿por qué lo dices? —dijo el otro de inmediato—. Tal vez deba ir a preparar el cuarto de juegos para James, tengo que cortar.

Tony conocía muy bien esa altanería y aires de grandeza cuando bebía, eran amigos desde muy jóvenes.

—Claro... —murmuró, sabía que mentía—. Solo asegúrate de ducharte antes de hablarle porque quizá él te enseñará a que tú lo respetes.

▫️❄️▫️

Bucky estaba harto de sobrevivir a base de comidas poco elaboradas, mientras veía a Zemo comer mariscos y demás cosas exóticas que él nunca probó. Pero más que eso, estaba cansado de que Zemo lo ignore completamente como si no existiera. Era demasiado contradictorio: él era su amo.

Y en los últimos meses trabajando y atendiendo clientes en el Lux, habían sido completamente diferentes a lo que sucedía con Zemo ahora.

Una vez fue azotado si, pero de un modo más divertido. También hubo una vez en que dos hombres lo penetraron y se sintió usado, pero ninguno de ellos lo ignoró o se ensañó con él. De hecho, la última vez que acompañó a un cliente todo un fin de semana, ese tipo lo bañó y cuidó como a un bebé luego de haberle regalado el mejor sexo de su vida. Y eso le había encantado. ¿Dónde estarían esa clase de tipos ahora?

Él adoraba ser el centro de las atenciones de todo tipo, le encantaba hacer cosas nuevas, y el hecho de que Zemo lo ignore (siendo su primer amo a largo plazo) era un poco confuso y le hacían replantearse por qué eligió ser un esclavo.

Ni siquiera le dio castigos, había reducido su comida a un menú simple, pero lo alimentaba. No lo había buscado ni una vez en siete noches, pero él tenía una cama donde dormir tranquilo. Pero lo peor, sin dudas, era que ni siquiera le hablaba.

¿Cuál era su papel en esto ahora?

Estaba armándose de valor para aparecer desnudo en la recamara de Helmut esta noche si nada ocurría, hasta que de repente su puerta se abrió.

𝘽𝙪𝙚𝙣𝙖𝙨 𝙣𝙤𝙘𝙝𝙚𝙨 💗

𝘿𝙪𝙡𝙘𝙚 𝘼𝙫𝙚𝙧𝙣𝙤 » 𝘽𝙖𝙧𝙤𝙣𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧Where stories live. Discover now