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004. Sueños malogrados.

La noche había caído, y con ello, las estrellas hacían su aparición en el manto oscuro que cubría el cielo. Jimin se encontraba sentado sobre su manta, en una posición de indio, y apoyando su mentón sobre la mano derecha, viendo como el paisaje a su alrededor cambiaba de tonalidad, despidiendo a los colores cálidos, para dar paso a los fríos.

Era la primera vez que observaba la ciudad desde ese punto, donde los edificios en mal estado abundaban, y la luz artificial no llegaba, pues la mayoría de los postes estaban desprovistos de bombillas, y los que si contaban con una, estaban quemados o muy lejos los unos de los otros como para mantener las calles iluminadas. Las carreteras presentaban deformaciones alrededor de toda su extensión, y las aceras, desniveles que complicaban el camino para los transeúntes.

Era una zona residencial, y aún así parecía lúgubre, casi sin luz ni sonido, más allá de unos perros ladrando y el ruido proveniente de uno que otro televisor encendido en la lejanía. No se oían risas ni cantos, como ya estaba acostumbrado en otras partes de la ciudad a las que frecuentaba, y Jimin no llegaba a entender muy bien la razón.

Se supone que el mundo estaba lleno de luz, color, ruido y vida... pero este lugar estaba tan deshecho... tan muerto. Sandman no podía visualizar la realidad de las personas que moraban en los tristes edificios de su alrededor, viviendo el día a día en tonos opacos y helados, con expresiones cansadas y desoladas. Era desmotivante.

Entonces, fue allí donde se preguntó: ¿Todas las personas que vivían allí estaban bajo su cuidado? ¿Él se encargaba de brindarles un poco de luz en sus sueños al menos? ¿Tenían un buen descanso al caer el sol?

Era difícil saberlo, pero esa noche se encargaría de averiguarlo. Así que, mientras esperaba el momento adecuado para dar rienda suelta a su poder como Guardián y hacer su trabajo como todas las noches, observaría al chico de Pitch Black. El chico de las pesadillas.

Era su objetivo después de todo.

El muchacho se encontraba sentado en el piso -del que Jimin pudo deducir- era su habitación, en el cuarto piso de un edificio maltrecho; con un miniblock descansando entre sus piernas y la espalda apoyada en una de las desconchadas paredes azules del pequeño espacio provisto con una cama simple individual, un mueble de madera de cuatro cajones -que hacía de escritorio para ciertos libros, y a su vez contenía sus artículos de aseo personal-, y un banquillo de plástico en el que descansaba un pequeño ventilador. El block parecía desgastado por fuera, con su tapa agrietada por todas partes, pero sus hojas estaban lo suficientemente cuidadas como para escribir o dibujar en ellas, y Jimin pudo entender rápidamente la razón.

En el miniblock se hallaban infinidad de dibujos hechos a grafito, y uno que otro a lapicero. Eran hermosos, pero lo impactante, más allá de la calidad y el buen diseño de los mismos, es que todos tenían un deje trágico entre sus líneas. Desde las rosas bellamente dibujadas con sumo realismo, hasta las figuras humanas decoradas con abundante vegetación saliendo de sus cuerpos, y los distintos tipos de máscaras al mejor estilo veneciano ubicándose por todos lados en el papel, ya fuese en las esquinas, en el centro, a la izquierda o a la derecha; las máscaras siempre estaban presentes. Era artístico, si, pero triste y nostálgico. Podía notarse la desesperación y decepción de su creador en cada trazo, como si fueran las lágrimas que había intentado plasmar en papel, en lugar de su propio rostro.

Guardian Of Dreams [Jikook/Kookmin]Where stories live. Discover now