Libro n°3 de la saga: "Improntas Quileutes".
"-Es adorable con su cabello rosa.
-No te fíes por su apariencia, ella es un demonio en carne propia. No sé como Seth la ama."
👤 Seth Clearwater
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
･ﾟﾟ･:.｡..｡.:ﾟ::✼✿ - ✿✼:ﾟ:.｡..｡.:･ﾟﾟ
Ariadna estaba sentada en su cama con la vista perdida. Ya habían pasado dos horas y la chica seguía en el mismo lugar donde Michael la había dejado. Únicamente estaban sus primos en la habitación, dado a que miraba con miedo a la manada, sin saber que su primo también pertenecía a la misma.
Estaba en shock.
¿Quién no lo estaría?. Ante una situación así, hasta la mismísima virgen estaría en Shock.
Marlene estaba sentada en un banquillo que había en la habitación, y Michael estaba apoyando en la pared, ambos esperaban pacientemente que su prima hiciera algún tipo de reacción más que el rostro neutro y la vista en la nada. Comenzaron a preocuparse, ya llevaba tiempo así y temían que algo malo le ocurriese.
-Lo...lo..-Tartamudeo Ariadna, abriendo los ojos y comenzando a temblar nuevamente.
Marlene se levantó del pequeño asiento y se sentó junto a su prima, acariciando su corto cabello y tomando una de las temblorosas manos de la chica.
-Tranquila, Arid. Respira.-Murmuró Marlene, mirando a su pequeña prima.
-Lo...Lobos.-Formuló, con la voz temblorosa y quebradiza.-Son lobos.-Miró a su prima con los ojos abiertos y cubiertos de lágrimas.
Michael suspiró y se sintió pésimo al ver a su prima en ese estado. Marlene la miraba y acariciaba su cabello, tratando de calmarla. La chica no paraba de temblar.
-No estás loca, Arid.-Respondió Marlene, pasando un mechón rebelde de la chica detrás de su oreja.-Lo que viste, fue real.
Ariadna sintió su boca secarse y un nudo creándose en su garganta. Unas inmensas ganas de llorar se apoderaron de la chica, y con ellas una gran rabia. Soltó a su prima y se levantó de la cama, mirando a ambos West con dolor en sus ojos.
-¿Y ustedes lo sabían?.-Preguntó, comenzando a alterarse.
-Tranquilizate, Arid, y te explicaremos.-Dijo Michael, mirando a su prima con arrepentimiento en su mirar.
-¡¿Explicar qué?!.-Chillo.-¡¿Que son lobos enormes?!. ¡¿Que ustedes sabían y no me dijeron?!.-Miró a ambos, negando con la cabeza con cierta incredulidad.-¡¿O que mi madre me mandó aquí para estar protegida, de no sé que, y resulta que son más peligrosos?!.-Gritó a todo pulmón.-¡No quiero explicación de nada, solo quiero volver con mi mamá!.
-¡Ariadna, cálmate!.-Ordenó Marlene.
-¿Por eso tienes esa cicatriz?.-Le pregunto con miedo.-¿Cómo puedes seguir con ellos luego de eso?.
-¡Ariadna!.-Gritó Michael, viendo como su hermana arrugó el rostro ante aquello.
-¡Ariadna, nada!.-Gritó la pequeña.-¿Cómo es que no le temen?. ¿Saben lo peligrosos que son?.
