Capítulo 18.

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No sé ni siquiera como explicar lo que siento.

Esta mezcla de decepción, tristeza y rabia me están consumiendo por completo.

¿Por qué tú también te fuiste, Deku?

Maldito mentiroso...

Prometiste que no me dejarías, me lo decías cada 5 segundos...

¿Por qué tú también tuviste que ser como el resto?

Mi pecho duele, mi cabeza está a punto de explotar por la presión en mi sien y mis ojos ya casi no pueden abrirse por lo hinchados que están.

Llevaba más de 6 horas encerrado en mi dormitorio, no quería saber de nada ni de nadie, a decir verdad sentía que cada minuto que pasaba era en realidad una eternidad. Esa sensación tan horrible que te hace tener arcadas aún sin llevar nada en el estómago no abandonaba mi cuerpo desde que ví el maldito vídeo, era doloroso, no dejaba de temblar y me sentía frío.

Levanté mi celular por primera vez desde que llegué y pude ver las incesantes llamadas tanto de Midnight, All Might y Aizawa, así como todos los demás. Me sentí dolido una vez más, no tenía ninguna llamada o algún mensaje de Deku, tenía una pequeña esperanza en mi que poco a poco iba muriendo, era momento de abrir los ojos.

Luego de darme una rápida ducha y lavar mi cara repetidas veces hasta asegurarme de que la hinchazón disminuyó, salí a prepararme algo para comer.

Al llegar me di cuenta de que todos estaban sentados hablando, voltearon rápidamente apenas crucé el pasillo. Los miré sin ganas, estaba tan mal emocionalmente que no era capaz de sentir algo aparte de esa pesadez en todo el cuerpo; crucé rápidamente a la cocina y procedí a prepararme un sándwich, sabía que era lo más rápido que podía hacer ya que no quería seguir ahí, no mientras estuviera así de vulnerable.

Mientras lo servía pude sentir como unos brazos me rodeaban desde atrás, reconocí el aroma al instante sintiendo como una opresión en el pecho se volvía a hacer presente, dejé lo que tenía en las manos sobre aquel mesón para golpearlo, logrando soltar únicamente algunos puñetazos flojos, básicamente inofensivos.

—Sueltame, maldito imbécil...— le pedí, sin dejar de golpearlo. —¡Suéltame ya, Kirishima! Mierda, mierda, mierda...

Había empezado a sollozar en silencio mientras que poco a poco iba perdiendo fuerza en el cuerpo, agradecí internamente el hecho de que me estuviera sosteniendo desde la espalda ya que no tarde mucho en perder total control de la fuerza de mis piernas, quedando sujetado únicamente por los brazos de Kirishima. Como pude me volteé un poco, lo suficiente como para intentar golpearlo nuevamente en el pecho, viendo su cara triste y atenta a cada cosa que hacía.

—Baku-bro...— dijo con un aire de tristeza en su voz.

—Cállate, cállate, cállate...— continúe golpeandolo, cada vez con menos fuerza. —Eres un mentiroso, igual que él, igual que todos...

Había empezado a llorar, las lágrimas caían de mis ojos aún sin yo quererlo, era imposible pararlas, sin saber que hacer tapé mi rostro con las manos, intentando que así Kirishima no pudiera notar el estado tan luctuoso en el que me encontraba. 

No tardó mucho en rodearme con sus brazos, me sujetó fuerte y demasiado firme, casi como queriendo protegerme de todo aquello que me hiciera mal. Odiaba eso, odiaba mostrarme vulnerable ante los demás y sobre todo ante él, era mi mejor amigo, aquella persona que me conocía a la perfección y aún así seguía a mi lado, aquél chico que desde el primer día se puso a mi nivel solo para lograr tener algo en común conmigo, aquella persona que había visto lo peor de mi y aún así seguía ahí. No entendía por qué él tampoco me había dicho nada sobre lo que pasó ese día con Deku, eso me había tomado por completa sorpresa y sin duda fue lo segundo que más me dolió acerca de esa situación, todos los que estuvieron allí vieron lo que pasó y nadie fue capaz de decirme nada hasta que salió la noticia en la prensa.

 Shameless (EN EDICIÓN) | k.d | T1Where stories live. Discover now