Paseo nocturno

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La noche cayó y con ello la hora de dormir.

- Cómo dormiremos? - preguntó Elena.

- Mmmm - Silvania pensó - Ya sé! ustedes dos se duermen en mi cama ya que la mía es más grande, y yo duermo en la de Daka - contestó con una sonrisa.

- Está bien...- dije casi inaudible.

No era que me cayera mal Elena, era solo que por alguna razón me ponía muy nerviosa cuando estaba con ella.

- Genial! - dijo Elena alistándose para dormir.

Nos acomodamos en nuestras camas y apagué la luz de la mesita de noche.

Me volteé dándole la espalda a Elena.

- Buenas noches - dijo Silvania con sueño.

- Buenas noches - ambas contestamos al unísono.

(...)

Estaba durmiendo hasta que...

- Daka? - hablo en voz baja.

- Mh...qué pasa? - voltee confundida pues pensé que ya estaba dormida.

- No puedo dormir... - confesó.

- Mmm, y que quieres hacer? - pregunté adormilada.

- Y si salimos a dar una vuelta? Aunque sea afuera de tu casa, por favor - dijo casi a modo de suplica.

- Ahora? - pregunté bostezando pues realmente tenía sueño.

- Bueno si no quieres está bien...- agacho un poco la cabeza.

Agh odio sentir esto

No puedo decirle que no

- Esta bien, vamos - contesté convencida levantándome de la cama.

- Gracias! - me abrazó con una sonrisa y se levantó.

Salimos de la habitación sin hacer nada de ruido y nos dirigimos a la puerta para salir.

Una vez afuera Elena me agarró de la mano, me tomó por sorpresa pero no me disgustó.

Sentí un leve cosquilleo en mi estómago y mi corazón acelerarse.

Contemplamos las estrellas y la luna que estaban más brillantes de lo normal, Elena y yo podíamos sentir el viento en nuestras caras y el frío de la noche.

Sólo éramos ella y yo tomadas de la mano a la luz de la luna y las estrellas.

Dimos varias vueltas cerca de la casa aún tomadas de la mano y platicábamos de muchas cosas, sobre nuestros sueños, nuestra familia y también de algunas experiencias que tuvimos con amigos hace años. Me sorprendió el como se abrió conmigo para contarme muchas cosas sobre ella.

Quisiera poder contarle nuestro secreto pero Silvania y yo no podíamos y eso me hacía sentir muy mal.

Era muy relajante, creo que me gusta pasar tiempo con Elena después de todo.

Ambas perdimos la noción del tiempo, ya era tarde y debíamos volver, pues mis padres podían despertarse.

- Será mejor que volvamos a casa - sugerí.

- ¿Podemos dar otra vuelta? Por favor - me soltó y junto sus dos manos a modo de súplica.

- Está bien - contesté.

Sonrío y me volvió a tomar de la mano, dimos una vuelta más y ahora si volvimos a casa.

Entramos a la habitación haciendo el menos ruido posible, volvimos a la cama y nos acostamos, ahora estábamos frente a frente.

- Lo siento si te moleste con salir - se disculpó.

- No te preocupes, me la pase bien - contesté con despreocupación.

- Mejor así - sonrío y le devolví el gesto.

Reímos en voz baja y me voltee dándole la espalda para poder volver a dormir.

Pero en eso sentí sus delicados brazos rodear  mi cintura.

Intenté hacer que me soltara por lo nerviosa que me ponía su agarre.

Pero no pude soltarme de sus brazos.

Estaba tan roja como un tómate y mi corazón latía a ritmos muy acelerados.

- E-Elena...Elena...- estaba...tartamudeando?

No obtuve respuesta así que voltee para comprobar si ya estaba dormida y en efecto, esta ya se encontraba dormida.

Se veía bien, incluso dormida parecía un ángel.

Supongo que tendré que dormir...

                                          (...)

A la mañana siguiente Silvania, Elena y yo estábamos desayunando para posteriormente acompañar a Elena a su casa.

- Estuvo genial! me la pase muy bien anoche - exclamó Elena.

- Si, esperamos que vuelvas a venir - contestó Silvania con una sonrisa.

- Si - mordí mi tostada con crema de maní.

Mamá llegó al comedor y nos saludo a todas.

- Hola chicas, cómo amanecieron? - preguntó mamá viéndonos a las tres.

- Hola mamá, amanecí muy bien - contestó Silvania con una sonrisa tomando de su jugo.

- Bien mamá - contesté sonrojándome un poco por lo de anoche.

- Hola señora, muy bien y usted? - habló Elena.

- Muy bien! muchas gracias, bueno chicas las tengo que dejar, cuídense mucho voy al supermercado, besos! - se despidió dirigiéndose a la puerta apresurada.

Salió de la casa y se subió al coche dejándonos solas a las tres.

Un rato después terminamos de desayunar y fuimos a dejar a Elena en su casa entre risas y juegos.

Me di cuenta de que me gustaba pasar mucho tiempo con Elena.

Y eso me estaba preocupando.

Es decir, ¿en qué momento?

Luego de eso Silvania y yo regresamos a casa a hacer nuestras tareas, ya que más tarde tendríamos nuestras clases de vuelo nocturno que habíamos pospuesto.

Estaba emocionada por retomar los vuelos nocturnos aunque Silvania se quejara.





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Hey you | Daka & Elena Where stories live. Discover now