Capítulo I

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Aether no podía encontrarse más aburrido y triste. Desde que vio a Lumine con el Heraldo del Abismo, y a Dainsleif marchándose de allí con ellos dos, un vacío había crecido en el pecho. Paimon intentaba hacerlo reír de vez en cuando, pero ni siquiera sus tonterías conseguían sacarle una sonrisa al rubio. Sus amigos, que habían notado su caída de humor, intentaban pasar el máximo tiempo con él, pero el Gremio de Aventureros les enviaba a misiones largas, lo que hacía que regresaran a altas horas de la noche, sin tiempo para ver ya a Aether. Algunos como Childe se habían pasado por su pequeña casa para hacerlos compañía (Nobile siempre le decía que combatieran para dejar a un lado los problemas, pero Aether no se sentía con ganas de pelear) pero no obtenía resultado.

Por ello, hasta su casa habían llegado Keching y Ninguang, para ofrecerle algunas tareas que le mantuvieran entretenido. La puerta de la casa de Aether sonó, y éste se dirigió a abrir.

-¿Qué se les ofrece, lady Keching y lady Ninguang?- preguntó el rubio.

-Necesitamos tu ayuda para resolver algunos problemas. Hemos visto que últimamente tienes más tiempo libre de lo habitual, y hemos querido venir para ofrecerte un par de trabajos. ¿Crees que podrás con ello?- dijo Ninguang. El rubio solo suspiró, y asintió con la cabeza. Este volvió a meterse un momento en su casa, se cambió de ropa y se puso su vestimenta habitual de siempre.

-Paimon, voy a salir de casa un rato, para cuando vuelva quiero que hayas cocinado algo, vaga- dijo Aether gritando. Su compañera flotante se despidió de él con la mano, y este cerró la puerta.

Caminaron un poco por Liyue, hasta llegar a la residencia del Equilibrio Celestial, donde entraron sin hacer ruido.

Allí se sentaron a hablar un poco, hasta que Keching sacó un mapa con círculos rojos rodeando el mapa de Tevyat.

-Verás Caballero Honorario, hemos notado que nuestros suministros están bajando más de lo normal, y eso es altamente peligroso para Liyue. Por ende, te pedimos que vayas a estos lugares e investigues a fondo qué pasa- comenzó relatando Keching. Ninguang asentía con la cabeza, sin abrir la boca aún.- Podrás llevar a algún compañero en tu viaje, pero no deberíais de ser más de tres para no hacer ruido y levantar sospechas. Es muy posible que se trate de los Fatui, y ya sabemos cómo se las gastan. No tienes problema, ¿verdad?- preguntó lady Keching. El de la trenza larga negó con la cabeza, y estudió el mapa detenidamente. Ninguang y Keching intercambiaban miradas mientras el rubio no les veía, y Keching parecía encontrarse realmente disgustada. El rubio, al percatarse del ambiente electrizado que había, se sobresaltó y miró a ambas.

-Viajero, hemos decidido que Lady Keching le acompañe. Es un viaje peligroso de varios días, con bastantes enemigos. Por tanto no avises a tus amigos, ella sola te acompañará- dijo Ninguang. El rubio observó a Keching, quien se encontraba un poco avergonzada y con la cara roja. Aether se acercó a ella, pero solo consiguió que Keching se pusiera más colorada.

-En fin... Lady Ninguang, ¿cuándo salimos? Quisiera terminar con esto lo antes posible- dijo el rubio. La de pelo morado se sorprendió de sus palabras, pero no dijo nada.

-Saldréis en diez minutos, así que prepárate- dijo el Equilibrio Celestial.

Aether salió un momento de allí, se dirigió a la fuente de Liyue, y se lavó la cara. Saludó a la gente de la Geoarmada, y volvió a la casa de antes. Lady Keching ya estaba preparada. Llevaba una pequeña mochila con provisiones para el viaje, y se había puesto una bufanda a juego con su pelo y su vestido.

-Buen viaje, chicos. Traed buenas noticias cuando volváis- se despidió Ninguang.

Keching y Aether salieron de la ciudad, y se dirigieron al primer enclave que indicaba el mapa. Se trataba de un campamento que los Ladrones de Tesoros habían establecido cerca de una zona donde los suministros que iban para Liyue pasaban. Rápidamente Aether y Keching trazaron un plan para acabar con ellos, y rápidamente se lanzaron al ataque. Aether desató su Ráfaga del Viento, llevándose consigo a todos los Ladrones contra la pared de un acantilado. Aquello podría haber servido para asustarlos y hacer que se marcharan de aquel sitio, pero Keching lanzó su Furia de Trueno, metiéndose en el propio tornado de Aether, haciendo que éste mezclara energía Anemo y Electro, acabando rápidamente con todos los enemigos.

ᴅᴇꜱᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴅᴏ ᴅᴇʟ ʟᴏꜱ ᴄɪᴇʟᴏꜱ [Xɪᴀᴏ-ᴀᴇᴛʜᴇʀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora