2-A penas comienza

29 9 0
                                    

Han pasado varios minutos.

Lo miro fijamente.Me mira concentrado, con odio y no encuentro explicación, trato de pensar pero no creo que en un momento como este mi cerebro de para eso.

Tal parece que somos estatuas, pero no, no lo somos. Las estatuas no sienten, ni piensan y yo, si lo hago, en esta situación una excepción.

Siento algo extraño que no entiendo, y por otro lado mi cabeza está hecha un caos por buscar razones por las que yo debo estar en esta situación.

—¿Quién te mandó?¿Quién es tu jefe? Anda, dilo ahora, ya llevas rato sin decir nada —dice con un tono frío y calculador sin dejar de mirarme a los ojos.

—¿Quién me mandó a qué?¿Qué jefe?¿De qué me hablas? —respondo a su pregunta sin entender nada.

Si bien no entendía la situación, ahora menos.

Sigue sin apartar la mirada, me mira como si tratara de decifrar si lo que digo es verdad.

Deja caer el arma y sus ojos reflejan decepcion.

—Primero llegas, me sacas de mi momento de reflexión en el que estaba, luego me apuntas durante varios minutos con un arma, me acusas de algo que desconozco y ahora sueltas el arma y me miras asi como si me conocieras y te hubiera hecho algo ¿Es una broma cierto? ¡NO ESTOY PARA BROMAS! —digo tomando el arma y asumiendo su rol de hace unos minutos.

El solo esboza una sonrisa, admito que es lindo...

¡Concentrate!

—Perdón —dice aún mirándome fijamente, y por alguna razón esa mirada me hizo sentir algo inexplicable —No quería asustarte, y tampoco jugar contigo, ni siquiera te apunte por eso —prosigue—baja la cabeza por unos segundos y eso me deja aun mas aturdida.

¿Por qué le creo?

¿Por qué siento que me está diciendo la verdad?

Levanta su cabeza, me mira y empieza a dar pasos hacia mi.

Sigo apuntandole.

—El arma está cargada, incluso por ti mismo, no querrás morir herido por balas que tú mismo pusiste en el camino, o si? —hablo, apuntándole sin miedo, por alguna razón siento que no hará nada en mi contra—.

—Tranquila, no te haré daño —dice levantando sus manos en son de paz, mientras esboza otra sonrisa—.

Sigue dando pasos hacia mi, hasta tan solo estar a pocos metros de mi cuerpo, hasta sentir su respiración en mi rostro.

Acerca su mano a mi cabello y siento una corriente recorrerme, mientras mantengo el arma en el mismo lugar.

—No te haría daño y menos siendo tú, una señorita tan bonita —habla mientras continúa con su mano en mi pelo—.

Lo empujo.

Apunto a su miembro, y lo miro fijamente.

—Basta de juegos, no le harías daño a una señorita, pero me apuntaste con esta misma arma hace varios minutos —acomodo más el arma —y parecias bastante seguro, así como lo estoy yo de explotarte los huevos — prosigo —¿Pero sabes que? No lo haré, valor tengo, pero no tiempo y no perderé un segundo más aquí contigo y no se te ocurra volver a acercarte, prohibido tan solo pensarlo —aprieto más el arma, provocando un chillido de su parte.

Suelto el arma y me propongo caminar lejos de este sexi...

¿¡Que te pasa!?

De ese imbécil, siento su mirada pero me prohíbo siquiera volver a verlo.

—Esto no se termina aquí "Señorita bonita" —le escucho gritar y no volteo a verlo, sigo mi camino y hago como que no escucho aquellas palabras, espero todo esto quede así. Pero si quiere seguir jugando, le doy tregua.

NOTA:

Holaaaa chicoss y chicas...gracias a todos los q me han apoyado...aqui les dejo un segundo capitulo...espero q lo disfruten y pues...no vemos mañana

Byeee❤



𝘽𝙖𝙟𝙤 𝙡𝙖𝙨 𝙜𝙖𝙧𝙧𝙖𝙨 𝙙𝙚𝙡 𝙘𝙖𝙯𝙖𝙙𝙤𝙧Where stories live. Discover now