Capitulo 5

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#Día10 (Sábado) #NarutoPOV

Llevaba apenas 10 días desde aquella fiesta de Shion, por lo tanto, eran 10 días desde que se hizo la apuesta. Faltaban aproximadamente 5 meses con 19 días para la graduación y fin de la apuesta.

Si hacía todo bien, ganaría 500 dólares, si no, perdería mí puesto de mariscal de campo, lo que ahora no importaba pues para esas fechas yo ya no sería mariscal. Pero, de todos modos, aunque no hubiera nada que perder, quería ganar ese dinero, porque ¡carajo! dinero es dinero.

Era un sábado muy soleado y caluroso, un día perfecto para hacer fiesta en la playa o darme un chapuzón en la alberca. Pero por la noche tendría una cita con Hinata en el cine, la chica a la que le rompería el corazón.

Ella era una chica difícil, molesta y grosera cuando se lo proponía, me sorprendió demasiado que accediera ir al cine conmigo, aunque con condiciones.

Quizá si esta noche hacía bien mis movidas, ella en menos de una semana, estaría comiendo de mi mano.

Esa misma tarde llamé a Hinata para recordarle de nuestra cita hoy en la noche, porque en todo lo que quedó de la semana, trató de evitarme y cuando nos encontrábamos hacia como que no nos conocíamos y ni siquiera me miraba.

—No es una cita. Solo accedí a ir a ver esa estúpida película contigo para que dejaras de molestar. Ugh, eres peor que un mosquito.

—Pero irás, ¿no?

-Pues claro, no puedo negarme a una invitación gratis al cine.

Sonreí.

—Está bien, iré a recogerte a tu casa a l...

— ¡NO!—gritó al otro lado de la línea.

—Ah claro, no quieres que nadie nos vea juntos, ¿correcto?

—Correcto. Yo sé dónde está el cine y puedo llegar sola. Además, no es una cita, solo como... Nah, como amigos no, pero como compañeros de escuela que casualmente se encuentran en el cine y deciden la misma película y la terminan mirando juntos—suspiró

—Ya. Entonces nos vemos allá a las 8:00.

—No. Dije que a las 8:30 y a las 8:30 llegaré. Como ya te dije antes no quiero que nadie nos vea juntos.

Puso los ojos en blanco y asentí con la cabeza aun sabiendo que ella no me veía.

—Está bien.

Después de eso hubo un silencio incómodo. Me dispuse a colgar, pero pensé que sería muy descortés hacerlo sin despedirme, pero antes de que hube terminado mi discusión mental acerca de colgar o no colgar, ella colgó sin más.

Llegué temprano, toda una novedad para mí.

Fui directamente a la tienda de dulces y compré dos bolsas de palomitas, nachos, gaseosas, chocolates y bastantes palitos de regaliz.

Miré el reloj y vi que eran ya las 8:30, me senté en las mesas que estaban enfrente de la tienda de dulces y esperé desesperado, mirando hacia a puerta.

Diez minutos después, entró vistiendo una blusa lisa de color blanca, una falda de mezclilla y unas botas vaqueras color café que le llegaban un poco más abajo de la rodilla. Cuando por fin me localizó, miró sutilmente por todo el lugar, comprobando que no hubiera nadie conocido y después me saludó con la mano, acercándose a mí.

—Hola... ¿Hinata? Ese es tu nombre, ¿cierto? —dije, metiéndome en mi papel—. ¡Qué coincidencia que nos encontráramos aquí!

Ella levantó una ceja y sonrió mientras rodaba los ojos.

The bet (NARUHINA)Where stories live. Discover now