uno

50 7 9
                                    

𑁍︎

nadie quiere identificarse con la sensación, pero existe... existía en el pecho de jimin, un torbellino pesado y confuso.
sus ojos barrían la hoja del libro, que empapándose de letras dulces, también se empapaban con llanto.

es que leía un libro romántico, aquellos de dos jóvenes, típicas medias naranjas que se besaban bajo el árbol y dormían acurrucados.

su deseo oscilaba entre querer vivirlo, o ya no ansiar ser amada.
a sus diecisiete años, algunos conocidos aparentaban ser expertos en enamorarse, siendo fugaces e intensos con el sentimiento, que por dejarlo ser, ellos mismos, en algún punto ya no eran.

igual, ¿quién no sabe soñar?
"ojalá terminar en los brazos de un chico, ojalá tener un rato memorable, ojalá presumir ese rato memorable", se repetía.

sólo agradeció que un mensaje encendió su pantalla, confirmando si asistiría a la fiesta o no; su queridísima amiga cumplía dieciocho, celebrarían con alcohol.
secándose las ridículas lágrimas, le dijo que sí y abandonó el libro en su mesita de noche.

tras ducharse, colocarse un vestido de tirantes, corto y amarillo, se maquilló los ojos con sombra negra y los labios con gloss transparente.
su madre dormía contra el sofá desgastado, siempre lo hacía.
su alcoholismo no le permitía agarrar estabilidad, el control sobre su hija se escapó de sus manos hace mucho.

así que, desprendiendo un aroma a perfume de fresa, jimin aprovechó que namjoon la recogió en su carro blanco y pequeño, ya era noche, le asustaba vagar sola por la oscuridad.

su mejor amigo y ella arribaron a la casa acordada, donde múltiples jóvenes charlaban escandalosos o bailaban bajo la música.
a lo lejos, viendo a jungkook en sus bonitos pantalones negros y la característica chaqueta, corrió hasta abrazarla con honestidad.

—feliz cumpleaños —se separó al poco tiempo, sacando de su bolsa unos billetes que antes poseía debajo de su colchón, y se los entregó—. tu regalo.

jungkook, agradecida, los recibió en una sonrisa tranquila y asintió, enseguida diciéndole que pasara a socializar con los demás.
no conocía a todos, únicamente a sus compañeros de la escuela.
se sentó sobre el suelo, pues ahí un círculo de personas se reía como si ya tuviesen algunos tragos... y en efecto, la botella se ubicaba en el centro.

saludando con la cabeza, pronto sintió una mirada desconocida encima.
la buscó sin discreción, hallándola casi al frente, y estaba segura de que fue él, aún si este ahora fingía observar a la nada.

y con la conversación, con las bromas, el ruido, el ambiente, ella no perdía la intriga, no dejaba de retar al muchacho, pues mantenía los ojos clavados en la timidez de aquel.

sí, timidez; no parecía un chico coqueto, ni aventado, ni acostumbrado a beber... ¿por eso la miraba tanto? ¿porque ella tampoco disfrutaba del whisky?

deduciendo eso, se escabulló entre la distraída multitud y se sentó a un costado de su silueta, todavía sobre el suelo fresco.
el incrédulo muchacho se puso rígido, sus uñas eran atacadas por unos mordiscos, su postura era encorvada, como cohibido.

—soy jimin. —tocó su hombro, ganándose la tensa atención.

el azabache asintió, rascando su nuca al fingir indiferencia.

—¿y tú quién eres? —jimin agregó, tanteando qué tan confianzuda debería serle.

—ah... ¿yoongi?

park le dedicó una sonrisa y se interesó por el sonrojo del pálido.
así estuvieron numerosos minutos, callados, pero juntos.
los amigos de la chica pasaban el rato, como no apurados por incluirla, y eso sólo le confirmó las ganas de intercambiar más palabras con el misterio a su lado.
al poco rato inundó sus pulmones con aire, dándose valor, y otra vez fabricó una risilla amigable.

—yoongi, ¿cómo conociste a jeon?

el pálido lo pensó y negó, aspirando a sostener contacto visual; cosa que terminó en el temblor de sus ojitos rasgados y sus labios siendo apretados por sus dientes derechos. estaba tan nervioso.

—somos vecinos.

—oooooh —la rubia asintió, creyendo que era un hombre de pocas palabras—. yo la conocí en la escuela.

—bueno.

jimin, tensando los labios medio incómoda, mejor concluyó la bochornosa interacción y bostezó, apreciando sus converse altas desinteresada.

todo su rededor carcajeaba, algunos más ebrios que otros. esto, porque sin captarlo, varias horas fueron desvaneciéndose veloces.
ni siquiera entendía por qué era tan dificultoso integrarse, probablemente ella era tan sosa como el pálido que, de hecho, todavía la contemplaba sin intención de ocultarlo.
y en su discernimiento, todo embonó, todo hizo sentido.

"ojalá terminar en los brazos de un chico, ojalá tener un rato memorable, ojalá presumir ese rato memorable"... ¿es que era su oportunidad?

quién sabe de dónde sacó el coraje, pero se puso de pie y enseguida le extendió su mano, ofreciéndole tomarla.
y cual manzana madurando, la piel del muchacho se coloreó tan roja, un carmín tan vivo, que casi se arrepiente de intimidarlo así.

casi.

yoongi estudió la situación, experimentó una presión desmesurada, estiró su extremidad y consolidó el agarre.
pronto un tirón lo arrastró de ahí, hacia la salida.
iban corriendo sin destino o prisa; sólo una libertad que fue palpable cuando bebieron del aire y su brisa.

ya la sofocante casa se había perdido entre los metros recorridos, frenando el ajetreo sobre el césped del parque solitario.

y si gozaran del don de predecir sus futuros, con total franqueza... ellos se habrían disgregado a la mitad del trayecto.

𑁍︎

primer historia y primer nudo de nervios, dios mío.
soy toro, estaré publicándoles esto cuando me nazca, espero y eso sea frecuente.

me considero una persona cálida, así que pueden verme como su amiga.
a partir de la flor (𑁍︎), ustedes son libres de desahogarse, sugerirme, solicitarme, corregirme o sencillamente sacarme plática. con gusto y un tiempo adecuado, les contestaré.

no se olviden de comentar y votar, ¡eso me motivará a crecer este proyecto con muchito amor! les prometo que se pondrá interesante.

nos vemos. ૮₍ ˃ ⤙ ˂ ₎ა

bocanada | yoonminWhere stories live. Discover now