11❀──── Second year and ice cream

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Puso sus ojos en el cielo, y el contraste fue hermoso.

Su cabello húmedo caía por su espalda, a pesar de haberse dado una refrescante ducha su cuerpo seguía caliente, sus antebrazos seguían siendo sensibles al tacto y el corazón aún le latía como loco. Aún trataba de encontrar una manera de recuperar la energía y el aliento después del entrenamiento.

Porque lo que se suponía que serían solo dos sets, se extendió hasta seis.

Y su cuerpo aún no era capaz de recuperar aquella resistencia que perdió durante su reposo médico.

Estoy agradecida de ser amiga del Miya más tranquilo.

— ¿Segura que estás bien?— asintió levemente ante las palabras de su amigo— No sé si creerte, pareces estar en las nubes. Puedes dejar el orgullo de lado y decirme que estás a punto de vomitar o algo así.

Dibujó una mueca de disgusto ante las palabras de Osamu -quien solo se encargó de reír ante su reacción-

— Simplemente estaba pensando. Desde hace un tiempo que no jugaba de esta manera— puso sus ojos sobre sus antebrazos, Umeko no era masoquista, ni mucho menos era fan de esas cosas. Pero el dolor que sentía en ese momento, realmente le fascinaba. Porque podía jugar un buen voleibol, con jugadores formidables— Creo que estoy mucho más enamorada del voleibol, mucho más de lo que estaba ayer.

— No siempre logro entender lo que dices— el muchacho a su lado frotó con algo de desesperación el puente de su nariz, Umeko rió al notar la desesperación de Osamu— Eso es algo que no todas las personas comunes y corrientes, ¿Y si comienzas a usar palabras más coloquiales? Tu refinada elegancia me hace parecer un idiota.

Si antes sus carcajadas habían sido discretas, esta vez no se había tomado la molestia de no llamar la atención. Rió enérgica y sin pena alguna por las palabras que había usado el número once para describirse a sí mismo. Y fue aquella reacción la causante de que el trío de segundo año que se encontraba unos pasos más adelante, se detuvieron y observaron con curiosidad la escena.

Ginjima Hitoshi, Miya Atsumu y Suna Rintaro. Nunca imaginaron que tendrían la fortuna de verla reír de esa manera, estaban totalmente sorprendidos y fue a causa de la misma sorpresa que no fueron capaces de decir nada, porque de alguna estaban disfrutando de ver y escuchar reír a Hirose Umeko.

— Resultaste ser alguien bastante exigente, Miya— le dió unas suaves palmadas en la cabeza como si de un cachorro se tratara y continuó con el camino, el resto -sobre todo el Miya mayor- le dieron una mirada incrédula— Vamos, el helado nos espera.

Osamu la siguió como un niño feliz, pues no era más feliz que cuando mencionan comida. Y lo era aún más cuando sabía que iba a obtener comida gratis.

Durante el camino, Umeko compartió unas cuantas palabras con Ginjima. Parecían amigos de toda la vida -aunque antes solo se habían encontrado un par de veces- de vez en cuando se les unía el Miya menor haciendo unos cuantos comentarios para hacer enojar al chico de cabello color ceniza mientras que Rintaro observaba con gracia la situación.

Pero Umeko notó aquella distancia que mantenía Atsumu y su falta de interés en participar de la conversación.

Esto, no es nada bueno. No es nada bueno, algún día tendré que interactuar con él pero, no pone de su parte. ¿Por qué es tan difícil tratar con los Miya?

— Iré a apartar un lugar.

Y una vez más, sin previo aviso Osamu le arrebató el bolso a Umeko -que esta vez lo dejó pasar y se quedó en silencio- y fue en dirección a la terraza para ir en busca de su lugar favorito. No sería una sorpresa para los demás enterarse de que ambos amigos solían frecuentar bastante seguido aquel lugar -sobre todo en época de invierno- porque apenas hicieron acto de presencia en el lugar todo aquel trabajador los reconocieron y les dieron una cálida bienvenida.

Narcissus [Suna Rintaro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora