💌Capítulo 08💌

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Esto ya no es el destino

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Esto ya no es el destino.

¿Me han tirado alguna maldición o algo?

—Créeme, yo también quisiera haber escogido otro papel —comentó Greyann como respuesta a mi estupefacción.

—Escúcheme, nadie se arrepiente de cantar conmigo —Lo señalé con un dedo —. Yo me arrepentiré de cantar con usted.

—Ya veremos —aseguró con una mirada retadora.

—¿Hay algún problema? —preguntó la coordinadora pelirroja.

—Sí —respondí.

—Claro que no —contradijo Greyann.

Ambos nos miramos molestos por el otro.

Al parecer, mis reflejos no son lo demasiado rápidos como creía, porque Greyann me abrazó por la espalda, colocando su cabeza en mi hombro con la única finalidad de que sus manos estén más al alcance de mi boca y cubrirla para evitar que mencionase alguna palabra.

—No hay ningún problema, la señorita Leyla está satisfecha de que compartamos escenario —aseguró el profesor.

Emití un ruido de confusión e intenté soltarme.

No sé en qué momento me dejó de tratar como su estudiante, ni mucho menos cuando yo lo dejé de tratar como un maestro. Pero si reconozco que desde la primera vez que cruzamos palabras, las palabras "respeto" y "formalidad" no existían en nuestro diccionario.

La pelirroja frunció el ceño para luego mostrar su cálida sonrisa.

—Se nota que se tienen confianza —Intenté negar con la cabeza, pero con Greyann y su fuerza era muy complicado —. Entonces, si no hay problemas, me retiro —se despidió y giró sobre sus talones.

No tengo la certeza de cómo explicar los sentimientos y emociones que florecen en mi interior. Lo que si estoy segura es que varían entre la curiosidad y la furia.

Me preguntaba ¿Cómo será la voz de Greyann al cantar? Por último ¿Sabe cantar? No lo sabría, al menos que ensaye con él en algún momento, o esperar hasta que sea el festival... No soy lo suficientemente paciente para esperar. Pero tampoco quiero compartir el escenario con él.

—¿Nos vemos el miércoles? —cuestionó y ambos nos miramos por el rabillo del ojo —. Me olvidé que no podías hablar —reconoció y me dejó libre.

Lancé una risa sarcástica.

—¡Que cosas! ¿No? Olvídelo, me retiraré, espero no verlo pronto —Sin más, corrí por mi vida.

Me voy a volver loca. No solo tengo que lidiar con este maestrecito en la preparatoria, sino que también en los ensayos futuros.

«Me hubiera inscrito al equipo de porristas»

P.D. Simplemente te amo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora