Día 2: 𝑝𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑎 𝑐𝑖𝑡𝑎

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—Vaya, así que ya será tu tercera cita con Hisui— murmuró la albina

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—Vaya, así que ya será tu tercera cita con Hisui— murmuró la albina.

La castaña asintió viendo a su hermana a través del espejo de su tocador, siguió arreglando su cabello sin perder de vista los movimientos de su hermana mayor.

—¿Sucede algo? — preguntó al fin.

Towa respingo y negó repetidas veces con movimientos de cabeza.

—Te noto nerviosa— agregó la castaña.

Se dispuso a colocarse un collar de luna, regalo de su padre. Su visión seguía sin perder de vista a su hermana, estaba segura que quería algo; una charla, un objeto, dinero...

—Todavía me debes cincuenta dólares, ¿Cuándo piensas pagarme? — cuestionó.

—Moroha fue la que me pidió el dinero— lloriqueó al recordar los evidentes desliz de Moroha cuando ella hablaba de aquel dinero.

—Ya debo dar ese dinero por perdido.

La albina rió por el comentario de su hermana, nunca fue su intención no devolverle aquel dinero, pero su prima no le regresaba lo que pidió.

Setsuna al ver que ya estaba lista, aviso que ya iría a la sala, Towa la siguió.

—Vaya, Setsuna. Estas hermosa~

La matriarca de la casa apareció en la sala con una sonrisa en su rostro, viendo con aprobación el atuendo que su hija llevaba para su cita con Hisui.

Aquel chico ya tenía la aprobación de Rin, era un buen muchacho e hijo de una amiga suya, así que aprobado.

Lo conocía desde que era un niño, sabía que sólo había sacado la apariencia de su padre y no lo demás...

—¿A dónde irán? — preguntó el albino apareciendo segundos después que su esposa.

—Al cine y después al parque de diversiones. Lo dije en la cena de ayer— respondió la castaña con la misma seriedad que Sesshomaru uso en su pregunta.

—Hmp.

Se dispuso a sentarse en el sofá para ponerse a leer el periódico, aunque en realidad su vista estaba ahí, su mente y oído estaba en la conversa de su esposa e hijas.

—Espero que se diviertan. Envíale saludos a Hisui de mi parte— comentó Rin despidiendo a su hija.

—Vuelvo antes de las 7.

—Adiós~

Rin siguió con su sonrisa aún cuando la puerta ya había sido cerrada por la castaña.

Towa estaba junto a su padre, viendo sus redes sociales, ambos ignoraban la mirada café de Rin.

Mirada que estaba más en su hija que en su esposo.

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