Prólogo

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Ella se levanta  con rigurosidad , no detiene el paso  al caminar, alterando el pánico que la posee, mientras camina entre muros y faroles del palacio que admiró. Ahora entiende que es la maldad, que se disfraza con la mejor de las caras y una invitación dorada llena de mentiras disfrazadas de la hermosa estrella rosa.

Del tártaro a la luz  intenta llegar, presa del puro instinto de supervivencia.

En el limbo está, detiene el paso al caminar en el tenue riachuelo cristalino a sus pies, frena a causa del shock de la corazonada que reconoce esa mera presencia acercándose.

Esa sensación parece llevarse su alma cuando lo siente detrás; siente su extraña respiración relajada cuando este se detiene a su espalda.

Él no puede pasar donde ella está, «calma» se pide así misma;   su respiración se torna pesada, calándose algo fría por su nariz y la curiosidad la invade. Voltea repentinamente, se encuentra con esos ojos de  color intenso, impactantes e hipnotizantes, tan profundos que llegas a creer que todo lo que dice es cierto, ese rostro tan sincero y empático cuando se lo propone, pero, tan nefando y oscuro,  que pierde toda característica propia de una persona, "la naturaleza humana"

Siente que pierde el control de si misma, causa del miedo que la corroe por la penetrante  mirada, se voltea e intenta retomar el camino al que llama libertad, pero, su corazón desboca sus latidos deprisa, y su respiración se detiene cuando siente el agarre en su brazo.

La joven empieza a recopilar los pavorosos recuerdos de su estancia en aquel  oscuro palacio ,todas la heridas físicas y emocionales que le provocó aquel vestiglo. Todos esos momentos en que le imploró que le cediera su muerte y el engendro se negó, ya que le daba una gran sensación placentera.

Empieza a hiperventilar cuando escucha el potente tono de su voz.

—Los cuervos y la carroña están destinados entre si ¿Crees que Yo, te dejaría escapar?.—dice con oscura altivez

Ella intenta razonar para si misma en busca de autocontrol, pero, el afloja el agarre en su brazo, da un paso al frente posándose en su oído derecho.

—Exacto, a menos que tuvieras..... otro fin— dice en un susurro siniestro — Eres un ciervo asustado que cree que sus cuernos lo pueden salvar de la bestia, pero...., 'no sabes usarlos'—sarcástico y tras un instante de silencio continua— Esto es todo Avatâra— pronuncia cada palabra lento y suave en un tono escalofriante.

Él se posa a su frente, rápidamente ella desvía la mirada al riachuelo. Mirarlo a los ojos, para ella es difícil sin invocar malos recuerdos o temblar de miedo — Eres la semilla de un acónito, que crecerá, y madurará en un entorno de gardenias, orquídeas y margaritas— con su mano derecha él toma la quijada de la joven y la levanta mirándola a los ojos; ella perturbada se paraliza un momento ,—Es ahí, cuando volverás a mi — Ella castañea los dientes inconscientemente, con algo de fuerzas desvía la vista y....

—No— habla la joven en un intento de seguridad, pero lo que logra es un tono temeroso y agudo. Él al escucharla esboza una sonrisa amplia de oreja a oreja, una sonrisa perversa.

—Te contradirás — Ella aprieta la mandíbula en un intento por calmarse—Porque yo dirijo el infierno, y una vez que entras no puedes salir hasta explotar— dice por último sinestro, y voltea para regresar a las sombras.

Cuando ya no escucha sus pasos, ella toma un poco de agua del riachuelo, más  calmada se dirige hacia el punto naciente del sol, donde su libertad llega  y la paz la va alcanzando.

Mientras camina hacia los hermosos girasoles rojos en la colina inclinada a su frente, esas palabras se repiten en su cabeza: «Otro fin» «Semilla de un acónito» «No puedes salir hasta explotar».

Mira expectante el molino, una estructura obsoleta al final de la colina, «Es ahí » piensa aliviada, y por seguridad voltea atrás para luego afirmar que no la siguen. El sol ya salió y reluce el trigo al pie del molino.

Emprende el camino que cree forjado a su pasada alma, mantiene la mirada en todo momento hacia la obsoleta estructura, lágrimas bajan por sus mejillas ante la esperanza no perdida «Es el fin » piensa.

Talvez.

AvatâraWhere stories live. Discover now