La historia de un soldado desconocido Capítulo 43

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No recuerdo nada que pueda servir para salvarme de la muerte, me acusan de ser asesino y no recuerdo haber matado a nadie. Se que estuve en la gran guerra, pero no recuerdo ni en qué cuerpo. He decidido ahora que tengo todo el tiempo del mundo, en este encierro, he decidido escribir mi historia, por si alguien alguna vez la lee. 

Tal vez tenga una familia que me está buscando, pero.....mi madre, tengo una madre. Sin embargo todas nuestras amistades me acusan de ser un impostor y yo puedo jurar que nunca he querido suplantar a nadie. Esto parece una pesadilla que nunca termina.

Gracias a Dios cuando los guardias se han enterado que serví en la guerra, que fui un soldado y que tengo cicatrices  que lo comprueban, han dejado de tratarme con recelo y dureza. Me han proporcionado lápiz y papel para poder escribir mi historia, antes de que me condenen a la muerte.

Siento una profunda tristeza de la que no me puedo sacudir y no es por estar encerrado en esta fría mazmorra, es por no saber de dónde vengo, ni quién soy. Me esfuerzo por recordar y no puedo , no puedo. Tengo un sueño recurrente, tal vez esa sea la clave, sueño con unos niños corriendo en un jardín, ¿serán mis hijos? Eso me corroe por dentro pues no sé dónde o con quién estarán. Pero voy a comenzar por el principio, escribiré lo que recuerdo:

1917  recuerdo breves despertares con mucho dolor, me ardía el brazo derecho y la espalda, estaba vendado. Estaba en un cuarto oscuro, parecía un sótano y la gente alrededor murmuraba en un idioma que no podía entender. Fui despertando por ratos más largos poco a poco.

Estaba en la casa de la esposa de un doctor, una señora mayor, viuda y que acaba de perder a un hijo en la gran guerra. La señora hablaba inglés y me dijo que me encontraba en Francia, que unos campesinos me habían encontrado muy mal herido en un campo baldío, me llevaron a su casa y me escondieron por un tiempo, pero por la gravedad de mis heridas temieron por mi vida y me trasladaron a la casa de la Señora Boulanger. Según me contó yo estaba muy mal herido, pero gracias a Dios los campesinos que me recogieron habían tratado las heridas con yerbas medicinales que habían evitado que se infectara mi cuerpo - Tenía quemaduras en el brazo y heridas de bala, que felizmente no habían dado con ningún órgano vital. 

Estuve meses entre la vida y la muerte, sin conocimiento, tenía golpes en todo el cuerpo , algunas costillas quebradas y mi estado de inconciencia era preocupante.

La señora Boulanger me dice que consiguió el apoyo de un médico anciano de la ciudad o pueblo más cercano  y con su ayuda me operaron la cabeza. Me ayudaron tanto porque sabían que era un soldado aliado. Lo malo es que no sabían de qué país porque mi uniforme estaba muy roto, pero que sin embargo sabían que no era de la Triple Alianza.

Tardé meses en recuperarme, pero poco a poco la inflamación cerebral fue cediendo y mis heridas sanando. Me drogaban para que permaneciera la mayor parte del tiempo dormido  y no me lastimara, mis heridas eran muy dolorosas.

Me mantuvieron escondido durante un año aproximadamente, tiempo en el que me dejaron salir de mi escondite, tenían miedo de que los alemanes que andaban cerca me encontraran. Por ellos me enteré que era setiembre de 1917.

Fue como dar mis primeros pasos, pero lo triste era que veía borroso. Lo atribuí a una lesión producto de mis heridas.

La viuda Boulanger me acogió con tanto cariño, me decía que era el destino el que le había resarcido de la muerte de su querido hijo, con poder salvarle la vida a un muchacho como yo, para ella era bastante. 
_ Hijo mío en algún lugar del mundo hay una madre que estará agradecida, porque te salvamos,  porque una vida es muy valiosa y sé que tu eres un buen muchacho.

Yo no hablaba bien el idioma, pero comprendía bastante, podía mantener un diálogo, sin embargo sí hablaba perfectamente el inglés, por lo que determinaron que era de esa nacionalidad. 

Recuerdos y esperanzasWhere stories live. Discover now