42: No pude salvarla

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La tan esperada noche llegó. Nos dirigimos a la colina en el claro del bosque. Ray y yo flanqueamos a Abril; detrás, nuestro clan y Marcos con Andrea; tras ellos, los hechiceros, y detrás de ellos todos nuestros aliados. Íbamos llegando a la colina, yo pensé que Nikolai ya no llegaría, cuando lo vi con un ejército, no solo de vampiros, también de ángeles-demonios, hombres lobo y brujas. Le sonreí, no había tiempo para nada más. Se unió a nuestro grupo. Yo sabía que ganaríamos, pero la ayuda y el apoyo de mi querido amigo era invaluable.

Una vez llegados al lugar donde sería el evento, el miedo se apoderó de Sabrina, había descubierto que Maribel no era su verdadera madre, que Milena lo era y temía ser como ella, aun cuando le aseguraron que la esencia de Martín, su padre angelical, estaba más presente en su alma que la de su madre biológica, además, la educación de Maribel había forjado su carácter y no debía temer por volverse diabólica.

―Te amo, eres la hija nacida de mi corazón, no lo olvides ―le aseguró la hechicera.

Yo envié tranquilidad al ambiente, no podía permitir que el pánico se apoderara de alguno, mucho menos de las chicas.

Catalina llegó con Ricardo a su lado. Me extrañé, no podían llegar solos. Claro que no, al rato apareció una hueste de entes sobrenaturales, pero no me fijé en ellos, mi misión era la maldita bruja y mi hermano. Ambos caminaron y sus acompañantes quedaron atrás por órdenes de ella.

―Vamos ―le susurré a Abril y a Ray.

Los cinco nos encontramos a medio camino, con algunos metros de distancia entre nosotros.

Ricardo miró a Abril y vio en ella a Isabel Castellán, la última vida de mi hija. Catalina le arrebató ese pensamiento, o eso pretendía, pues mi hermano no lo olvidó, es más, vio en mi hija a su sobrina, lo cual me indico que el influjo de esa mujer en mi hermano estaba muy debilitado.

―¿Creen de verdad que pueden destruirme? ―se burló Catalina.

―Por supuesto ―le contesté―, hoy tendrás tu merecido de una vez por todas.

―Claro, ya quisieras.

―Así será ―confirmó Ray.

―Ustedes no son rivales para mí. Y tú, menos, hermanita.

―Eso ya lo veremos ―respondió Abril con voz firme, lo que provocó un ligero temblor en Catalina. Le tenía miedo. Sí.

―¡Ahora! ―ordenó a su ejército, los cuales se abalanzaron sobre nuestro grupo.

Abril creo un escudo invisible ante nosotros y, cuando Catalina lanzó una lengua de fuego y energía hacia nosotros, chocó con el escudo. La bruja no se lo esperaba y resopló, quiso volver a intentarlo, pero mi hija la encerró en una cárcel energética, donde neutralizó los poderes de nuestra enemiga.

Otra hechicera quiso atacar a mi hija por la espalda, Ricardo se lanzó sobre Abril para sacarla del camino. Ray se lanzó sobre él, quería matarlo, yo empujé a Ricardo y me fui en su contra para que él cuidara de mi hija, pero su odio hacia mí lo cegó y no vio cuando otro vampiro se arrojó sobre Abril y la lanzó lejos. Eso no solo rompió el hechizo y dejó fuera de combate a mi hija por un rato, también quedó muy adolorida y tuve que sanarla. Pudo haberla matado. Yo sí maté al desgraciado.

Las Lunas de Abril IV : Luna eternaWhere stories live. Discover now