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R A V E N
El resto de los días siguientes no se volvieron nada fáciles. No estábamos acostumbrados a este ritmo y nos encontrábamos muy agotados. Por suerte, no tuvimos ningún accidente ni ningún encuentro con ninguna criatura, simplemente un par de sustos sin importancia y poco más.
Ahora mismo, Joel dibujaba en su cuaderno, a la luz de la hoguera, las lombrices que nos atacaron en el hoyo días atrás, mientras, yo intentando entrar en calor, estaba apoyada en su pecho.
Minnow descansaba junto a Chico, ya que se hicieron muy amigos, y Clyde se encargaba de darnos conversación o de avivar el fuego.
—¿En qué estás trabajando?—preguntó Clyde, refiriéndose a al dibujo.
—Un pequeño proyecto que empecé hace tiempo en mi colonia. Cada vez que nos encontrábamos con un monstruo nuevo, lo anotaba.—moví mi cabeza para mirarle aún concentrado.—Un dibujo y algunos datos sobre él: fortalezas, debilidades... Cosas así. Me hacía sentir útil.
—Eres un gran artista.—le piropeó Clyde, y es que estaba en lo cierto, pues Joel mejoró mucho desde que estábamos en el búnker. Teníamos mucho tiempo libre.
