Implosión ☙ChanIn/HyunIn☙

19. ☙

Jeongin escuchó como la puerta de su habitación era tocada, él se encontraba alistándose para su último día de trabajo, dio un suspiro, prontamente sería un universitario cursando su primer semestre para ser maestro de primera infancia.

― ¿Madre?― Jeongin preguntó terminando de organizar un poco su cabello.

―No, está abajo esperándote no te quitaré mucho tiempo―Minho se abrió paso a la habitación de su hermano menor―Quiero felicitarte por pasar a la universidad, siento estar tan ausente.

―No hay problema Minho, sé que tienes tus problemas, no te quiero presionar mucho y hacer que me odies de nuevo―Jeongin habló sentándose en su cama e invitando al otro que lo hiciera.

―Sé que le dijiste a Channie que querías vivir con él―Minho fue directo, su pecho se oprimió debido a que aún era un tema demasiado delicado.

― ¿Qué con eso?― Preguntó Jeongin tranquilo cruzando los brazos.

Minho tomó la mano de su hermano, lo miró a los ojos y le habló acerca de la oportunidad que el chico quería dejar ir para poder quedarse a su lado, eso si no lo iba a permitir para nada, quería que Bang Chan creciera estando junto a él, no que se atara.

Una lágrima cayó por su mejilla, ese idiota lo iba a escuchar, estaba demasiado enojado porque ni siquiera lo pensó dos veces antes de echar por la borda tan hermosa oportunidad.

Quería hablarle a su madre acerca de la idea de vivir con su novio de camino al trabajo, pero obviamente ya no podía, su novio se iría lejos a hacer su práctica, lo iba a convencer de eso.

En cambio de eso, su madre le dijo que en el día le iba a llegar una hermosa sorpresa que haría que su cara triste y preocupaciones se fueran.

Jeongin le prometió llegar a casa después de hablar con Chan.

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Jeongin estuvo escuchando el parloteo de Nayeon acerca de su novia durante el turno, también le dijo lo mucho que lo iba a extrañar, le adelantó que su regalo de despedida iba a ser una buena remuneración junto a una tarjeta del 10% de descuento a la hora de comprar alguno de los platillos, postres o malteadas.

Aquel día también apareció JB, quien le felicitó con una gran sonrisa en su cara, Jeongin no pudo evitar sentirse curioso debido a que vio a un chico pelinegro sentado en su mesa, parecía coquetear y este le seguía el juego divinamente.

Vio cómo le daba su número.

Dejó salir una risa bajita, el hombre no perdía el tiempo.

Se encontraba sirviendo los pedidos y entregando a los clientes.

Reconoció a clientes habituales, había también nuevos.

Llamó un nombre un tanto largo, que le hizo tener algo de curiosidad sobre su portador.

El chico pelinegro con gafas oscuras se acercó y tomó la bebida, acarició la mano de Jeongin con cuidado y le fijó su mirada en él, mordió sus labios y dejó que unas pequeñas lágrimas se asomaran.

― ¿Estas bien? ¿Puedo ayudarte en algo?― Jeongin se preocupó por la persona frente a él tomó su mano en forma de consuelo, quizás se había equivocado con su pedido, quizás estaba deprimido por algo.

El chico se quitó los lentes, tomó la mano de Jeongin y con mucha emoción le habló.

―Te eché mucho de menos, es bueno volver a verte― le abrazó importando poco lo incómodo que era debido al mostrador en medio de ellos.