𝑪𝒖𝒂𝒅𝒓𝒂𝒈𝒆𝒔𝒊𝒎𝒐 𝒔𝒆𝒙𝒕𝒐

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Tiradas debajo de un enorme eucalipto durante la hora libre que se dieron a sí mismas, Kara y Lena miraban el cielo despejado mientras sus manos estaban entrelazadas sobre el estómago de la rubia.

Resultaba relajante permanecer allí en silencio mientras compartían audífonos y escuchaban en aleatorio la lista de reproducción de la chica ucraniana, quien cantaba una que otra línea en voz baja cada cierto tiempo, lo que hacía que la ojiverde sonriera al escuchar sus murmullos -muchas veces en su idioma natal, lo que hacía que Lena se retorciera ligeramente ante el tono profundo y rasposo que adoptaba su voz-.

—Oh, esta canción me encanta —Kara murmuró antes de tomar su teléfono y subir el volumen—. Espero que te guste —comentó antes de empezar a cantar en voz baja—. I could go out all night on my own. Fake some love and take somebody home. Kiss a stranger just to have a taste. But I should probably make better mistakes.

La ojiverde tuvo que admitir que tenía un buen ritmo, y la forma en que la mujer cantaba era simplemente a tono con todo, por lo que se encontró dando pequeños golpes en su muslo al ritmo de la música, sin embargo, una frase en particular hizo que frunciera el entrecejo.

—¿Te quieres follar a tu ex? —Cuestionó en un tono perplejo.

—¿Qué? Claro que no —Kara hizo una mueca de disgusto se irguió para sentarse sobre el césped, por lo que Lena hizo lo mismo—. Solo me gusta la canción.

—Uhm... de todos modos no es que me interese —la ojiverde murmuró entre dientes antes de quitarse el AirPod del oído y entregárselo a la chica ucraniana—. Solo somos amigas.

La rubia volvió a hacer una mueca pero las dos guardaron silencio, de repente incómodas. Kara guardó los AirPods y apagó la música de su teléfono, luego miró el horizonte con expresión decidida y tragó saliva de forma forzada.

Era momento, después de todo, tenía la aprobación de los padres de Lena y la ojiverde parecía interesada, por lo que... por lo que definitivamente había llegado el momento más esperado por sus hormonas, corazón y cerebro.

—Uhm... ¿Lena? Hay algo que me gustaría preguntarte —murmuró con timidez al tiempo que bajaba la mirada a su regazo y jugaba con sus dedos.

—Qué bien que tocas el tema, también hay algo que quiero preguntarte —respondió la ojiverde en tono inflexible, lo que hizo que Kara volteara a verla con curiosidad—. Imagino que sabes a lo que hace alusión mi pregunta.

—No en realidad —admitió con una pequeña mueca—. Pero adelante, dime lo que quieres saber.

Lena alzó la barbilla en un gesto altivo aún mirando a la rubia y alzó una ceja para verse más intimidante, lo que definitivamente funcionó, ya que la chica ucraniana se removió incómoda y casi se encogió en su lugar.

—¿Qué demonios fue todo eso de invitar a mis padres a una cita, Kara El?

Kara frunció el entrecejo con confusión, pero al mismo tiempo relajó su postura y se rascó una ceja, aparentemente perdida.

—¿Para mostrarles que voy en serio contigo? —Respondió en tono interrogativo y cauteloso. Lena pestañeó un par de veces, descolocada al ver que al parecer Kara esperaba que eso lo explicara todo—. Uhm... seguí la tradición.

Aquello tenía un poco más de sentido, pero no mucho, y la ojiverde hizo un ademán con la mano para que la rubia siguiera su explicación.

—Uhm... bueno, cité a tu madre y le hablé sobre mis intenciones, el linaje de mi familia, nuestro patrimonio y un par de cosas más —Kara se aclaró la garganta y luego continuó—. Procedí a pedirle aprobación para cortejarte y... uhm, ella dijo que sí, aunque me dirigió la misma mirada asqueada que me estás dirigiendo ahora.

—Eso es absolutamente retrógrado, Kara —espetó la ojiverde.

—¡Lo sé! —La rubia alzó las manos y negó antes de rodar los ojos—. Apuesto a que tu madre pensó lo mismo, y tu padre también, dado que seguramente quiso golpearme por saltarme tus deseos y hacer todo aquello como algún tipo de trato o... algo así. Pero juro que solo quise seguir la tradición.

Lena rodó los ojos antes de volver a hablar.

—¿De verdad Ucrania es así de retrógrada y anticuada?

Kara frunció el entrecejo.

—¿Ucrania? ¿Qué tiene que ver mi país en todo esto? —La rubia se cruzó de brazos y alzó una ceja—. ¡Solo quise seguir la tradición de tu maldito país anticuado y estúpido!

—De acuerdo, solo detente allí un momento —la ojiverde alzó un dedo para hacer una pausa—. En primer lugar, este ni siquiera es mi país, pero Estados Unidos no es anticuado o retrógrado a ese punto. ¿De qué exactamente estás hablando? ¡Creí que era una tradición ucraniana!

—Ew, no. Qué asco —Kara volvió a hacer una mueca—. Yo pensé que era una tradición americana.

—¿Qué demonios? ¿De dónde sacaste eso?

—Bueno, Samantha dijo que...

—Hija de puta —espetó la ojiverde—. Por supuesto que fue ella. Es una hija de... maldita sea, la voy a matar. ¡Te jugó una broma! Aquí nadie hace eso de salir con los padres de la chica que te gusta, ¿qué demonios?

La rubia entreabrió la boca con incredulidad y luego se removió de nuevo en su lugar. En ese momento, las miradas extrañadas y pasmadas que le dirigieron los padres de Lena durante las citas tuvieron sentido.

—Mierda —masculló malhumorada—. Caí en esto como una estúpida.

Las dos volvieron a guardar silencio, pero luego, Lena tomó la mandíbula de la chica ucraniana con una mano y unió sus bocas en un -muy necesario- beso cálido y húmedo mientras la otra encontró su lugar sobre la rodilla de Kara. Luego murmuró sobre sus labios.

—¿Qué era eso que querías preguntar?

—Oh, bueno, ya sabes —la rubia se rió con torpeza aún contra los labios de Lena, pero luego tragó saliva y dejó salir su cuestión en tono bajo—. Yo... me preguntaba si querrías ser mi novia, Lena Luthor.

𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora