𝗘𝗧𝗘𝗥𝗡𝗔𝗟 𝗟𝗢𝗩𝗘 | sɪᴍᴇʟᴏᴅʏ³

𝐎𝟔 | yo también te necesito

    Simón estaba sentado en la cama de Melody viéndola dormir plácidamente, con sus manos acarició sus mejillas delicadamente y luego agarró una de sus manos y la apretó un poco.

    «Te extraño mucho, rubia», apretó sus labios con fuerza.

    Todo el lugar era una ola de silenció y tranquilidad su mente se llenó de recuerdos en los cuales solo eran ella y él. Nadie más. Recordaba las veces en las que ella le decía; «'que todo iba a estar bien'», nada malo iba a pasar si estában juntos. Su dulce voz resonaba en su cabeza como un eco y las palabras que siempre le decía se repetían una y otra vez en su cabeza.

    «No me rendiré contigo, Simón. Estamos juntos en esto».

    Su corazón se rompió y una fuerte punzada sintió en el pecho, le dolió sus palabras porque ya no estaban juntos. Pero el sentimiento seguía entre ellos, no se dió cuenta de que estaba respirando más rápido de la habitual. Cerró sus ojos y suspiró, tratando de tomar aire para calmarse.

    Un recuerdo se desbloqueo en su mente.

    El estaba en los pasillos del hospital dando vueltas preocupado por su padre, pues, le había dado un infarto al corazón y eso lo hizo sentir culpable.

    Era su culpa que el estuviera ahí. Conectado a unas máquinas con oxígeno y cables en sus brazos.

    Su culpa aumentaba cada vez más y su respiración comenzó a acelerarse, no tenía noción del tiempo solo tenía unas inmensas ganas de llorar y no sabía por qué.

    —Simón, por fin te encuentro —soltó un suspiró de alivio pero le era imposible verla—, ¿cómo está tú padre?, ¿cómo es qu....? —se calló al verlo tan perdido—, ¿Simón? —lo miró preocupada.

    El estaba quieto, su pecho le dolía, como le dolía respirar por dios.

    —Simo, ¿qué pasa?, ¿estás bien? —volvió a preguntar Melody angustiada.

    —No....no lo sé....—murmuró entrecortado, caminó lentamente y se apoyó en la pared, sus piernas bajaron de forma automática.

     —¡Hey! Tranquilo, estoy aquí —le agarró las manos tratando de calmarlo—, estarás bien, Sai, tranquilo

    —No....no puedo...no puedo respirar... —su voz salió en casi un ahogo. Su pecho seguía agitado.

    Las lágrimas salieron y comenzó a desesperarse aún más.