Capítulo 10: DEJA DE PENSARLO TANTO Y ABRÁZALA

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Su cara era un reverendo jitomate. Esos eran los pensamientos de Izumi que se miraba al espejo. Parece ser que el regalo de Itachi no dejaba de rondarle la cabeza y de sólo pensar en la posibilidad de que el chico le estuviera insinuando que quisiera casarse con ella, la ponía al ciento diez.

Había que entrenar. Puede ser que acabara de regresar de una misión, pero eso no quería decir que podía tirarse en su cama ya, debía ser más fuerte si quería que la ascendieran a jounin. Claramente ellos son la élite y ser parte de ellos no sería una tarea sencilla. Así que ahí estaba Izumi, en el campo de entrenamiento tratando de mejorar su genjutsu.

Si de por sí, el sharingan no se desarrollaba en todos los miembros del clan Uchiha, el ser un destacado en batalla era muy aplaudido y a Izumi aún le faltaba algo de camino para llegar allá. Ella incursionaba en el uso de armas y técnicas de combate cuerpo a cuerpo, ya que poseía una flexibilidad y fuerza que sobrepasaba a la gente común, sin embargo también manejaba bastante bien su sharingan y como distinguida kunoichi del clan Uchiha debía llevarlo más allá. Ella ya lo había visto Itachi, Shisui y Fugaku llevaban el genjustu a otro nivel, por lo que debía esforzarse más para no quedarse atrás.

El genjutsu tiene como base el control de chakra, este debe manejarse con mucha precisión si desea hacerse una técnica ilusoria. Justo eso era lo que Izumi estaba practicando. El control. Su control de chakra. El ejercicio al que se estaba dedicando constaba de mover el chakra exactamente en la dirección que ella quería.

El desgaste era más mental que físico así que después de tres horas haciendo lo mismo ya estaba agotada así que fue a sentarse en una mesita de madera a tomar agua. Estaba desparramada en su asiento, de espaldas a la mesa y recargando ambos miembros superiores en ella. Los árboles enormes del bosque que rodeaban su lugar de entrenamiento eran perfectos para dar sombra y obtener el descanso momentáneo que necesitaba.

- Hola Izumi - una voz se escuchó detrás de ella  - Era imposible acostumbrarse a que estos ANBU le salieran de la nada. - ¿Que... haces ?

-Hola Itachi - se puso un poco roja recordando el regalo de ayer. Se reincorporó.

- ¿En el campo de entrenamiento?¿Con ropa deportiva? Hum no lo sé - Lo molestó su amigo Shisui a lo que el menor se quería morir de vergüenza .

- Lo siento era obvio que estabas entrenando. - le dijo el pelinegro

- ¡Ah! - se le salió lo nerviosa. Movió las manos en negativa - No te preocupes, tal vez te referías a que entrenaba exactamente y bueno... entrenaba mi control de chakra para hacer mejores genjutsus.

-¡Oh! Pero si Itachi es experto en eso seguro que te puede ayudar ... Yo lo haría pero tengo una cita y si no llego a tiempo me cortan, así que aquí los dejo - Dijo poniéndole la mano en el hombro a Itachi - Lúcete - le dijo por lo bajo,

-"Maldito, seguro sabía que estaba entrenando ahorita. Lo agradezco en el alma, pero no me parece que ande espiando así a Izumi" - Itachi miró cómo su amigo se iba, dejándolos solos.

- Si quieres te puedo ayudar - le ofreció el chico con una sonrisa.

- Si por favor, sería genial que pudieras - le dijo emocionada con sus manos empuñadas a la altura de sus pecho. No sólo le enseñaría un casi experto, el que sabía era el chico que le gustaba. Pondría el doble de atención.

Y dicho y hecho Itachi se la pasó lo que restaba de la tarde dándole instrucciones y ayudándola, aunque como todo buen hombre no desaprovechaba la oportunidad de "corregir" la postura o el bello rostro de la chica.

- Si quieres puedo ayudarte otro día

- ¿Seguro...? Gracias Itachi - al diablo, le tiraría una indirecta - Me sentí muy bien entrenando a tu lado, parece ser que pasar tiempo contigo me agrada más y me siento cómoda a tu lado.

Lo que pudimos haber vividoWhere stories live. Discover now