Capítulo 43: Devoción

2.8K 160 286
                                    

Comencemos...

Han pasado algunos días desde que Rin se recuperaba en la aldea. Michiko tenía que regresar a la capital para encargarse de su posada, en la tarde Jaken la llevaría de regreso, por eso mientras tanto aprovechaban su tiempo juntas. Rin ya podía levantarse y hacer sus actividades con normalidad. Michiko y Rin estaban pasando el día juntas en el huerto que ya había sido restaurado, bebiendo té.

Michiko: Mañana a primera hora partirás al palacio ¿No es así? – Preguntó antes de darle un sorbo al té.

Rin: Si, estaba pensado en que Kimono usar, quiero causar una buena impresión. – Se miraba muy entusiasmada.

Michiko: Creo que no debes preocuparte por eso. – Sonrió secretamente.

Rin: ¿Por qué piensa eso? – Ingenua sin saber porqué la gracia.

Michiko: Ese daiyokai, salió desde temprano ¿No crees qué es muy rara su ausencia? – La miró asusta.

Rin: Ahora que lo menciona... Es un poco extraño, el Señor Sesshomaru no se había ido para nada de la aldea, a veces se va al bosque, pero permanece cerca.

Michiko: Seguro fue por algo para ti. No es para menos que mañana te lleve con su madre, obviamente tomara sus debidas precauciones.

Rin: ¿Cree que él este nervioso por eso? – Las ansias por saber la carcomian por dentro.

Michiko: Quizá, pero no lo va demostrar y mucho menos admitir. – Se rió un poco de solo imaginarlo.

Rin: ¿De verdad no habrá peligro a dónde irá? – Su semblante se volvió serio.

Michiko: No tendrá que usar su espada en absoluto, querida. De eso puedes estar segura. – Le respondió con su gesto apacible para darle quietud a la chica.

Rin: Espero que no se tarde mucho... - Liberó un suspiró distraída.

Michiko: No hay porque tener prisa, tendrán mucho tiempo... Una eternidad si todo sale bien. – Contemplaba el cielo tranquilo.

Las dos mujeres se quedaron el resto el día juntas hasta que llegó la tarde. El grupo de Inuyasha organizó una comida en agradecimiento a Michiko por ayudar a Rin. Fue un momento ameno en donde todos convivieron menos Sesshomaru quien seguía sin regresar y Jaken prometió no decir a dónde.

...

En el palacio de Sesshomaru, Asagiri se encargaba diligentemente de los jardines y las remodelaciones internas de las habitaciones que había pedido su amo. Estaba muy atareado haciendo todo y dirigiendo a los demás sirvientes. De hecho, iba corriendo por un pasillo con varios pergaminos con planos de sus ideas, como iba distraído pensando todas sus responsabilidades, no se percató que iba a chocar con un enorme soldado quien tampoco se desvió del camino porque creyó que el muchacho se haría a un lado. Por consecuencia los dos se cayeron por el choque, haciendo que los pergaminos revolotearan por todo el lugar. Asagiri sobaba su frente que fue la que recibió todo el impacto.

Dai: Debiste moverte si me viste venir, ¿Dónde tienes la cabeza, mujer? – El soldado lo confundido con una dama porque Asagiri siempre huele a flores desde que comenzó arreglar los jardines.

Asagiri: Lo siento, no lo vi, además yo soy... - Cuando volteó a verlo con más detenimiento, abrió la boca de la impresión.

Se trataba de Dai, el comandante de más alto rango entre los soldados de Sesshomaru. Era extraño ver a dicho personaje caminado por los pasillos del palacio, siempre está en las áreas de entrenamiento o encerrado en su despacho. Asagiri lo conoce bien porque admira su trabajo, pero nunca se ha atrevido a dirigirle la palabra. Se considera indigno de siquiera mirarlo por eso lo evitaba y lo observaba de lejos cuando podía. Sin embargo, ahora estaba frente a él y no sabía que hacer. Se quedó mudo sin terminar de corregirlo, entonces...

El poder de la confianza: Sesshomaru y Rin Where stories live. Discover now