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A R I E L  C.  A R É C H I G A

Suspire sentándome a lado de mis tíos mientras que buscaba con la mirada a Ovidio, pero no lo podía ver por ninguna parte.

-¿Te sientes bien?-Mi tío Serafín me preguntó mientras que yo asentía, dejé caer mi cabeza sobre su hombro viéndolo con una pequeña sorbida.-¿Segura?

-Mañana es..

-¡Ya llegue familia!-Mi tío Vicente rodó los ojos mientras que yo solo entrelazaba mi brazo con el de mi tío, que me sacaba algunos escasos años.

-Uy que alergia.-Mi padrino hablo haciéndome reír mientras que yo ocultaba mi sonrisa sobre el hombro de mi tío.-Andábamos tan agusto, sin la presencia de tu hija.

-¡Tío!

-Ya te dije que si me dices así me siento viejo, dime señor para ti.-Hablo mi tío y padrino mientras que yo solo veía todo.

-¡Pero Ariel te dice tío!

-Ariel es Ariel, es la patrona aquí.-Hizo una pausa mientras que me veía y me daba una pequeña sonrisa.-Y si le digo algo, soy confía de Lassie y Meredith.

-¿Meredith volvió? ¡Mi pantera hermosa esta de nueva cuenta aquí!-Pregubte con un brillo en los ojos y mi río asintió.

Bese su mejilla mientras que lo abrazaba.

-¡Gracias tío!-Murmure con una sonrisa mientras que sentía como mi corazón se hacía chiquito cuando mire cómo Helga abrazaba a su hija -A mi jamás me abrazo- Tengo diecinueve años de mi vida y mi verdadera madre jamás me pudo abrazar, jamás me dio un beso, ni siquiera un té quiero hija y menos un estoy orgullosa de ti.

-¿Mañana vamos a los arrancones?-Mi tío Será hablo mientras que yo trataba de esconder mi sonrisa, recordando de cuando mi tío Vicente de estrelló sobre la mansión hace unos cuantos días.-¿Vas?

-Mi abuelo me quiere aquí a los ocho, pero como voy con ustedes no creo que halla problema ¿No?-Hable mientras que los dos asentían y me abrazaban.

Ellos dos habían sido parte de mi vida desde siempre, siempre habían estado para mi después que mataron a mi mamá y después cuando a rrestaraib a mi papá en Holanda, jamás me habían dejado sola y eso siempre de los agradecería, por que mi papá era uno más en la familia desde siempre, y más desde que yo llegue a este mundo.

Mi mamá también era muy querida por todos aquí, lo que hizo que Helga de pusiera aún más celosa y enojona de mi, aunque no sabía el por que, pero siempre había y ahí una razón por la cual me tiene que regañar y eso es seguro.

Además de que siempre tendré esos recuerdos de sus desprecios grabados en mi, como Ninfa me duelen pero es algo con lo que estoy aprendiendo a vivir, me duele mucho saber que la mujer que me tuvo nueve meses en su vientre solo me decía que era un estorbo para mi, que solo le había dañado el cuerpo, que siempre me había odiado y que mi papá no me quería -cosas que no quiero recordar pero que me atormentan- y eso hizo, que comenzara a cambiar, hasta el día en que ella me hizo las cicatrices que ahora están sobre mi frente -entre mis cejas- y pecho.

F L A S B A C K
R O D R I G O  A R É C H I G A

Suspire mientras que cargaba en mis brazos a mi bebé, que ya no era tan bebe, y ella se colgaba mi pecho mientras que solo decía mamá. Yuriana se había quedado en el rancho por que no estaba bien, me había dicho que de sentía muy mal y que solo trajera a Ariel a la fiesta familiar en Mazatlán que los Zambada estaba organizando. No me hacía muy feliz venir aquí con ellos, no por los muchachos y menos por Ismael, pero me molestaba como ella veía a mi hija y más ahora como traía a su hija en brazos con ese wey, me vale madre que ahora anden juntos, pero si me tocan a mi hija o le dicen algo, soy capaz de matarlos aquí mismo.

Cicatrices | Ovidio Guzmán | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora