『𝗧𝗘 𝗤𝗨𝗜𝗘𝗥𝝝 𝗗𝗘 𝗩𝗨𝗘𝗟𝗧𝝠』

𝐄𝐏 ♕ 𝟎𝟒

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Se encontraban en el hotel, habían rentado autos para moverse, no era su primera vez aquí para ellos pero para Hanna si.

- Wow.. es tan hermoso aquí -
Dijo Hanna, JungKook la miro con una gran sonrisa viéndola contemplar el lugar.

- Tú eres más hermosa que este lugar -
Murmuro, la chica lo miro confundida.

- ¿Dijiste algo Kookie? -
Dal observó aquello y sintió puñadas en su pecho.

Trago saliva y empezó a camina, los chicos la siguieron, no es de que no quisieran a la chica pero preferían a Dal sobre todas las cosas.

- Buenos días Señorita -
Le sonrió amable la recepcionista a Dal.

- Buenos días.. tengo una reservación al nombre de Kim Dal -

La señora empezó a buscar en la tableta y sonrió al encontrarlo.

- Planta alta, penthouse para Kim Dal -
Dal asintió incómoda al sentir las voces de Hanna y JungKook sobre planes de salir.

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Efectivamente JungKook había salido con Hanna, dejando a sus amigos ahí en el hotel.

Valla que todos se sintieron ofendidos, ningún cumpleaños lo habían pasado así, siempre eran todos juntos.

Dal estaba viendo desde la gran ventana todo el paisaje.

- Salgamos nosotros -
Dijo, todos la miraron y pensaron en sus palabras.

- Si, hay que hacerlo! -
Ánimo Hoseok.

- Hay que divertirnos -
Chillo TaeHyung.

Y así fue, salieron y fueron a ese lugar que les encantaba en Tokyo.

Comieron cosas deliciosas, caminaron por las grandes calles, y fueron de aquí para allá.

7:35 p.m, se irían a las 10, así que aún tenían tiempo.

Miro un gran parque de diversiones, sus ojos parecían como los de un niña pequeña, quería ir ahí.

- CHICOS! -
Grito, todos asustados la miraron alarmados.

- ¿Qué pasa? ¿Estás bien? -
Dijeron en coro, Dal negó y señaló la feria.

Los chicos sintieron alivio y sonrieron.

- Pues vamos.. Nam tú pagas -
Dijo Jin y todos rieron al ver la cara de "Esqiusmi".

Dal salió corriendo y entraron mientras Nam pagaba las entradas.

Dal señaló los carritos chocones.
Todos asintieron y se acomodaron en la fila, pasaron los minutos y les tocó.

Subieron y empezaron a jugar.

Las risas fuerte de todos resonaban pero la de Dal hacía que los que miraran a ellos rieran. Sin contar que más de veinte chicos se acercaron a ella para poder intercambiar contactos pero adivinen los chicos no lo permitieron.