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Capítulo 11- Muñeca

Wickham

Siento el calor emanado por los pequeños rayos de sol que se cuelan por la ventana de en frente de mi cama, las cortinas color rosa pastel se mueven un poco de acuerdo a la corriente del viento que trae consigo las nubes esponjosas y blancas que puedo ver mientras trato de despejar mi mente, con ese cielo tan azul y perfecto que siempre acompañan las mañanas.

Si tan solo las nuevas personas que se atreven a venir aquí, supieran que Forest Hill apenas llega la noche, todo se vuelve tan lugubre, oscuro y sin vida. Es increíble como aún estando aquí no he podido saber nada de éste lugar, lamentablemente tampoco de mí.

Trato de levantarme y recogerme en mi misma para armar el suficiente valor de recordar que fue lo que pasó la noche anterior. Me siento pesada y sinceramente no puedo saber con certeza la verdad de todo. Apenas logro sentarme en en borde de mi cama, imágenes de mi pesadilla viene a mi mente. La voz de mi padre que pasó a ser la de un completo extraño, el cuerpo de él lleno de sangre y escombros, y las manos que sostuvieron mi rostro hasta más no poder.

Todo... Se sintió tan real...

Alejo todos esos pensamientos de mí lo más rápido posible con un ligero movimiento de cabeza, si tal vez no siguiera pensando que con ese pequeño acto toda mi mente tendrá un orden perfecto, tal vez estuviera bien. Cosa que no es así...

Dejo que entren a inundar mis pulmones el aire que respiro, necesito mantenerme en calma, todo lo que sucedió anoche, fue algo que nunca volveré a olvidar. A pesar de que fue una pesadilla aún sigo sintiendo esas manos llenas de sangre en mi cuello y como ese líquido espeso rodeaba el mismo. No puedo dejar de pensar en la sensación de la voz en mi oído que me erizaba la piel y repetía una y otra vez...

–No lo hagas– dije en un pequeño susurro acompañado de un suspiro agotado. Estoy cansada de todo lo que me está acompañando hoy. Me estoy volviendo completamente dependiente a mis sueños y ver a personas hoy no es lo ideal para mí. Pero, a la vez quiero empezar a luchar por ese tipo de pensamientos, combatir con el mounstro que llevo dentro, y sobre todo por todo aquello que soy ahora y que no fui en un pasado irreconocible.

No tienes ni idea de cuánto quisiera saberlo... Mis pesadillas me están matando y agotando cada vez más y no sé qué hacer para detenerlo. El peso que siento en mi cuerpo es increíble pero quiero intentar hacer algo hoy. Por mí y para mí.

Me levanto de la cama por primera vez en mi día, me siento un poco mareada en el intento pero logro recomponerme al momento. Camino poco a poco hasta llegar a la puerta de mi habitación y salir de ella poco a poco.

Camino por el estrecho pasillo de mi habitación y la de... Mi padre. No puedo dejar de ver esa puerta tan enigmática y oscura para mí, mis pensamientos borrosos y distorsionados de mi pesadilla se hacen presentes apenas logro pisar fuera de mis cuatro paredes pequeñas. Mientras cierro un poco los ojos y sostengo ligeramente mi cuello, no puedo dejar de pensar lo fuerte que era esa persona que me sostuvo y la horrible sensación de no poder respirar. Detengo mi movimiento y alejo mis manos de mi cuello rápidamente, camino tomando un largo suspiro, dirigiéndome a la cocina y buscar algo que comer.

Encuentro pequeñas sobras que me quedaron de hace unos días y no puedo dejar de pensar que ésta comida que tengo ahora puede llegar a agotarse pronto. Y me detengo cuando me llega a la mente lo que sucedió aquel día en el Bloody Mary. Evan y su intento de que regrese a ese sitio, la nueva amiga que hice en ese lugar, Frida. Pero la señorita Hawkings estará ahí. Ese es mi problema, ella. No quiero que me vuelva a tratar mal, ni ella ni nadie. Las miradas que obtuve ese día fueron increíbles, de superioridad, vanidad y avaricia pura. Dónde el juego de la seducción para ocasionar desastres estuvieran presentes en sus venas. Es el mismo aire que percibo en ese tipo de personas... El mismo aire que percibo en Evan.