El Príncipe Bastardo [Libro 1]

Veintiuno

  —Hasta ahora ha quedado más que claro que los cultivos con la pocima no solo crecen y maduran casi que el doble de rápido, sino que se ha comprobado que los alimentos son indistinguibles de los normales en apariencia y sabor. Los presos han asegurado también que no han experimentado cambio alguno, y luego de haberlos analizado dejando pasar el tiempo, en efecto no se ha encontrado ningún cambio o anomalía por lo que la posión es viable y lo que se cultive con ella no representa ningún peligro para ser consumido por humanos —dijo Azael con seriedad frente no solo a su padre, sino también el general y algunos otros hombres— he redactado ya varios informes al respecto que podéis consultar, pero aunque creo que ya puede ser oficialmente repartida, lo mejor sería probarlo por si acaso en especies no humanas y también en animales.

  —¿Es algo necesario?

  —Entre especies hay muchas más diferencias que solo metabolismos —explicó el príncipe como si fuera una obviedad— los valkeos y licántropos son capaces de comer carne cruda a diferencia de los elfos y humanos, y las centaurides por ejemplo son totalmente herviboras mientras que las hadas pueden comer incluso rocas y corteza. Tengo la certeza de que mí posión obviamente funcionará igual para todas las especies, pero como brujo no me gustan las especulaciones sino las pruebas que den respuestas concretas.

Lucio se mantuvo en silencio ya que no había nada que realmente que deseara aportar en esa ocasión, era obvio que el rey y el coronel estaban totalmente del lado de su hermanastro menor porque parecía realizar milagros con su magia, pero una decisión así de importante —por lo que requería— debía ser consultada con el consejo para elegir la mejor forma de proceder. Sobretodo porque si todo salía tan bien como se esperaba, las reservas mayores de alimento podían ayudar a equilibrar un poco mejor la economía del país, y con algo de tiempo podrían incluso reunir la fuerza suficiente para librarse del tratado con Teichō como su padre venía deseando al igual que el coronel.
Todos los miembros presentes parecieron de acuerdo con Azael, sobretodo los brujos apoyaban sus intenciones. Claro que de ellos era algo de esperarse, no había criatura más curiosa que un brujo, y por supuesto que no se conformarían solo con teorías y palabras, de seguro ellos también querrían ver qué pasaba con las otras criaturas una vez que consumiera alimentos mágicamente alterados, así que ahora el brujo tenía prácticamente en el bolsillo al menos a la mitad del consejo.

  —Entonces nos aseguraremos de conseguir voluntarios y sujetos de pruebas —sentenció uno de los hombres luego de intercambiar unos cuantos murmullos con su compañero.

El resto de la reunión por suerte no fue complicada ni demasiado pesada, el príncipe permaneció sentado en su asiento a un lado de Lucio, escuchando el resto de temas planteados y lo que todos esos hombres y mujeres se debatían y opinaban. Esas reuniones le resultaban tan entretenidas como ver el pasto crecer en el jardín, pero además del hecho de que debía acostumbrarse a ese tipo de reuniones, podía tener al menos algo de paz en ese momentos de su prometida. Claro que Arlene era agradable y todo eso, pero estar ocupado le parecía una buena excusa para no estar todo el día con ella porque sabiendo ahora que se casarían, no podía evitar tratar de huir al menos un poco de ella cuando de todas formas tendrían una vida entera para estar juntos.

El príncipe menor se marchó con Hendrick luego de haber intercambiado algunas palabras con el general. Habían dicho que, si todo salía bien y por como estaba yendo hasta ahora la posión de Azael, incluso si solo era útil en humanos sin dudas era una gran ventaja no solo a nivel político sino también militar. Aunque la posión no era lo que más los preocupaba a todos en ese momento...

  —Hablaremos más tarde alteza, que tenga buen día —se despidió el anciano antes de marcharse a seguir con sus asuntos.

  —Tenga buen día también general.