extra

1K 64 40
                                    

-¡Mimi carallo, deja a la gata y ven aquí! - exclamó la menor algo enfadada con la granadina.

Hacía unos días que habían empezado con la mudanza de Mimi al piso de su ya novia. Afortunadamente, ese día habían acabado de llevar todas las cajas al piso de la gallega, pero la mayor de las rubias no estaba colaborando mucho que digamos. Se dedicaba a jugar con Lola, mientras Miriam hacía huevo en su armario para poder meter toda la ropa de la granadina, que no era poca.

-¿Qué pasa mi amor? - preguntó despreocupada, actitud que cambió al encontrarse de frente a una Miriam bastante seria.

Y lo estaba, seria y enfadada. Mimi había guardado todas sus cosas en cajas de malas maneras y entre las dos las habían ido trasladando al piso de la menor, pero no estaba colaborando nada en esos momentos. A Miriam le ponía de los nervios ver su casa llena de cajas y de desorden, por eso quería organizar todas las pertenencias de la granadina cuanto antes.

-Nena... - murmuró Mimi con voz melosa tomando a la menor por la cintura.

-No me llames nena. - contestó contundente la otra, a la par que se separaba de ella - Ya está aquí la cómplice. - comentó al ver a Lola saltar sobre su cama.

-Si es un amor. - la defendió la granadina y se tumbó sobre la cama para seguir acariciándola.

-Levanta. - ordenó Miriam - Ayúdame, que te recuerdo que es tu ropa neno. - se quejó.

-Reina, deja eso. - pidió la mayor con un puchero - Estás cansada.

-Sí, pero alguien tendrá que hacer esto. - contestó molesta.

-Mírame un momento, por favor. - llamó su atención, haciendo que la pequeña se girara y accediera a mirarla - Hacemos algo rápido para comer y después nos echamos la siesta.

-Pero Mimi...

-Espera. - la interrumpió la mayor - Dormimos una horita y después lo recogemos to'.

-Bueno... Vale. - accedió finalmente - Pero haces tú la comida. - añadió dejándose caer en el colchón.

La granadina se limitó a asentir con una sonrisa. Se incorporó un poco, dejando de acariciar a Lola, y seguidamente se subió a horcajadas sobre la gallega, la cual no se opuso. Dejó repetidos besos sobre sus labios haciendo reír a la menor, lo cual la alegró. Haberla visto tan seria hacía tan solo unos minutos no le había gustado nada, y menos sabiendo que era por su culpa.

-Perdóname, mi amor. - se disculpó volviendo a besarla - Te juro que voy a organizarlo to' y a partir de ahora voy a ser súper ordenada.

-Más te vale, porque si no vas a acabar durmiente con Lola. - rió la menor, tratando de buscar el punto de humor en aquella situación.

Le estresaba ver así su casa, pero sabía que tendría que acostumbrarse. Mimi era así y tampoco pretendía hacer nada para cambiarla, aunque la gallega tenía sus límites y había cierta cosas que no permitiría.

Tras unos cuantos besos, la granadina se levantó, siendo seguida por Lola. Miriam las miró y sonrió negando, esas dos juntas la iban a volver loca. Se dejó caer de nuevo sobre la cama, que hasta hace unos minutos estaba perfectamente hecha, y cogió su móvil para revisar las redes sociales mientras Mimi preparaba algo de comer.

-A ver si encuentro algo... - habló Mimi para sí misma al mismo tiempo que abría todos los armarios de la cocina.

Hurgó hasta dar con lo que quería, iba a sorprender a Miriam con unos macarrones. No era nada del otro mundo, pero sería su primera comida viviendo oficialmente juntas y a la granadina le hacía ilusión. Empezaban una nueva etapa, una muy bonita de hecho, y eso no podía hacerla más feliz.

Podrás contar conmigo // Miriam²Where stories live. Discover now