15. Fin.

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El despertador sonó, una mano sin sentido llego hasta el a callarlo, lo único que Narumi podía escuchar era los pasos de su compañero de piso, el olor a tocino y huevo.

Abrió los ojos lentamente, buscando adaptarse a la luz del sol que entraba por aquella pequeña brecha que dejaban las cortinas. Rodó en la cama hasta quedar boca abajo justo del otro lado de la cama, con su nariz muy adentrada en la almohada. Inhaló con suavidad.

Olía a frutos rojos, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Y tembló, al sentir como unos dedos recorrían su piel desnuda, giró a un lado y miró hacia arriba, encontrándose con esa mirada de zorro.

El tiempo transcurrió rápidamente, llevaba dos años en Japón, su carrera iba cada vez mejor, en su tiempo libre se volvía una fotógrafa independiente, tenia un buen puesto como editora y ganaba muy bien, y después de un año de relación con el amor de su vida, su pequeña vida era agradable. Sin nada de por medio que molestara.

—Buenos días—musitó a la bajo, tomando la muñeca del rubio y jalando hacia la cama.

—Buenas—respondió, dándole un pequeño beso en los labios.—Tienes que desayunar antes de ir a trabajar.

—¿qué hay de ti? ¿Ya desayunaste?

—Sip, justo te venía a decir que me iba a entrenar.—pegó su nariz contra la suya, y sonrió.

Nunca creyó que volvería a verla y que ella siguiera enamorada de él, sus expectativas de tener algo con Narumi de nuevo, habían disminuido a lo mínimo, pero ninguno de los dos se dejó de amar, siempre había sido un juego interminable. Encontrarse, separarse y volverse a encontrar. Era como si, el destino, de algún modo quisiera que ellos estuvieran separados.

Pero ya no más, ahora, ellos habían ganado. Un año de relación, un departamento juntos, un perro que no fue planeado y justo en un pequeño cajón de la mesita de noche, justo en lo más profundo y obscuro de este había una pequeña caja de terciopelo negra.

Siempre hay finales felices, historias que se quedan estancada o que no continúan. Amores imposibles, amores correspondidos, amores perdidos.

Por el lado de Osamu, él había salido con muchas chicas y chicos en el tiempo que Narumi se fue, su amor por ella seguía siendo el mismo que confesó y él mismo que no fue aceptado. En el fondo el sabía que eso nunca iba a funcionar, pero también encontró el amor. Uno que lo hacía feliz y estaba agradecido de tener. Suna Rintarō. Su amigo de preparatoria. Que después de 2 años de graduarse de prepa se volvieron a encontrar y las copas los llevó a ser algo más.

Peter, su amigo de la universidad, terminó saliendo con su hermano Cayden, "amor a primera vista" fue lo que dijo, ¿tal vez porque era guapo? Meh, eran felices, se les veía—y escuchaba, compartieron departamento por un año—

Todo estaba bien ahora, había cumplido su meta, tenía todo lo que había soñado, ser reconocida y estar con el amor de su vida.

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𝙎𝙚𝙧𝙤𝙩𝙤𝙣𝙞𝙣𝙖 𝙖𝙡 𝟭𝟬𝟬 - 𝘼𝙩𝙨𝙪𝙢𝙪 𝙈𝙞𝙮𝙖 𝙭 𝙊𝙘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora