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Sooyoung tenía celos de ese peluche de pingüino, únicamente porque Jiwoo ya no le daba la atención de antes.

Sonaba ridículo, para Sooyoung lo era, para todo el mundo lo era, pero era un poco difícil controlarlo.

Ahora siempre estaba con su peluche viendo películas. Desayunaba, almorzaba y cenaba con ese pingüino, cada que Sooyoung iba a su departamento para pasar el día junto a ella, ahí estaba esa cosa esponjosa. Dormía con eso, cuando Sooyoung se quedaba a una pijamada, ya no sentía lo bracitos de Jiwoo rodearla dándole una agradable calidez. Abrazaba a esa estupidez todo los días, lo apegaba a su mejilla como si fuese lo mejor de su vida.

Todo lo que Jiwoo le pudo dar en algún momento, ahora se lo daba a esa basura de pingüino. ¡Y de ahí venían los celos!

Extrañaba esos días donde Jiwoo solo la abrazaba a ella, donde besaba su mejilla y no se separaba de su lado. Donde veían películas riendo todo el tiempo, o donde Jiwoo se dormía sobre su hombro y admirarla dormir era una de las cosas más hermosas que podían existir.

En ese momento, todo aquello lo hacía ese peluche de felpa.

Entonces se le ocurrió la idea más rápida e idiota que se atravesó por su mente.

Robar el peluche.

Pero no para quedárselo, no para ponerle ropita linda como lo hacía Jiwoo o siquiera darle una pizca de cariño, claro que no.

Lo quería robar para que Jiwoo dejase de darle tanta importancia. Para que se olvidase de el.

Así que, para su plan, organizó una pijama con la menor. Ésta no lo negó en lo absoluto, amaba que su Unnie se quedase con ella una noche porque hacían cosas divertidas, reían y se la pasaba muy bien.

Hicieron palomitas, pusieron una película en la habitación de Jiwoo, ambas recostada en su cama y el pingüino en medio de las dos. Esa era la única separación, de no ser por eso ella podría abrazar a Jiwoo y aferrarla a ella como tanto quería.

- Sooyoungie. -la llamó.

- Dime.

- ¿Duermes conmigo?

El corazón de Sooyoung comenzó a latir con fuerza, sintiendo con firmeza la mirada de Jiwoo.

Quería decirle que sí, demonios, obviamente, pero era una cobarde.

Así que arruinó un poco la situación.

- ¿Dormir conmigo? -Jiwoo asintió. - ¿No dormirás con tu peluche?

- ¿No quieres dormir conmigo?

No la cagues, no la cagues, no la cagues.

- Es que... vas a dormir con tu peluche.

La cagaste.

- Ah, bueno... -la menor carraspeó. - Está bien.

Definitivamente la cagaste.

Aunque también lo hizo por una verdadera razón. Si Jiwoo dormía con ella, se quedaría dormida al mismo tiempo que Sooyoung y ésta tenía la misión de quitarle su peluche.

La película... no recordaba el final, estaba atenta a sus planes y como poder llevarse ese pingüino a casa sin que la menor se diese cuenta, que no le prestó demasiada atención a lo que estaba en la televisión.

Una vez sintió como Jiwoo comenzaba a soltar leves soniditos de animalitos, los que solía hacer cuando caía en sueño profundo, dirigió su mirada al lado suyo.

Efectivamente, Jiwoo se durmió.

El alivio fue verla sin nada entre sus manos. Aquel mugroso peluche no estaba entre sus brazos, Jiwoo solo estaba hecha bolita en la cama durmiendo plácidamente.

Genial, sería más sencillo de lo que pensó.

Comenzó a buscar al pingüino con su mirada, logrando dar con el a la orilla de la cama. Jiwoo lo dejó ahí cuando fue al baño.

Trató de moverse sin hacer demasiado ruido o ser muy obvia, estirándose hasta las cobijas delante suyo y aferrar al maldito trozo de felpa en su pecho. Casi desesperada.

Era esponjoso, demasiado y el aroma de Jiwoo estaba plasmado en el. No es que fuese un objeto desagradable, pero estorbaba en su relación con la de flequillo.

Sí, un maldito peluche sin vida estorbaba en una relación de dos personas.

Pero bueno, de Sooyoung se pueden esperar muchas cosas.

Lo guardó en su mochila sin hacer ruido, para luego apagar la luz de la habitación de Jiwoo y también la televisión. Volviendo a recostarse a su lado, se acercó un poco más a ella.

Admirarla mientras dormía era algo tan bonito que jamás se cansaría de hacerlo. Jiwoo es completamente hermosa a sus ojos, siempre lo sería.

- Te vas a enojar conmigo, estoy segura. -susurró, comenzando a acomodar sus cabellos desordenados sobre su frente con gran cuidado. - Y también creo que lo que estoy haciendo es estúpido, pero no soy capaz de decirte que realmente me gustas. -soltó un poco de aire sutilmente. - Me gustas mucho y ese maldito peluche me está dejando en segundo plano, y yo no soy segundo plano de nadie.

Para que hablar las cosas si puedes decapitar a un pingüino de peluche, ¿verdad?

penguin teddy | chuuves.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora