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No salí de mi habitación

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No salí de mi habitación.

Me limité a viajar de mi cama al baño, y del baño a mi cama. Me tumbaba y miraba a la nada. El teléfono sonaba sin parar durante algunos minutos, pero ni siquiera hacía el intento de mirar la pantalla para ver quién era. 

El sol se escondió y la noche absorbió todo. Comí únicamente unas galletas que tenía en la mesilla. Los recuerdos de Melanka en mi mente, me hicieron olvidar el hambre. Me limitaba a pensar en todo. En las locuras que ocurrieron y en cómo las e enfrentado. Antes me quejaba de que mi vida era apagada, sin sentido.

Pero desde el día en el que pisé la secta del Abismo, todo empezó a descontrolarse. Pensé bien en todas las palabras que esas criaturas me dijeron. No era tonta, sabía que mi madre era muy poderosa. Y además de poderosa, encantadora. Solamente tenía recuerdos de felicidad y amor junto a ella, y ninguna persona me hablaba mal de ella. Era la alegría de Salem, cuando estaba viva... claro. Y si Melanka tenía razón en que yo había absorbido el poder de ella cuando falleció, entonces estaba en un una situación bastante preocupante.

Me preguntaba a veces si mi madre tuvo que lidiar con éstas criaturas. ¿La persiguieron a ella también? ¿Fueron esas criaturas, las sombras, las causantes del incendio en el que murieron mis padres? ¿Y cómo demonios iba a deshacerme de todo esto, antes de que posiblemente acabe conmigo?

Ordené mis pensamientos de esa manera, para que no se apoderara de mi la locura. Ahora lo que tenía claro, era que tenía que contactar a la mujer que Melanka me había hecho prometer llamar e ir con ella. Con el corazón en un puño y con esperanza, esperaba que todo se arreglara a partir del encuentro con ella.

Sentí unos golpes en la puerta de mi habitación. 

-He preparado unos tés y unos pasteles.- escuché decir a mi abuela, con la voz apagada.

Levanté la cabeza para observar el reloj en la pared. Eran las seis de la tarde. 30 de octubre. Mañana era Halloween. A veces deseaba poder tener un hermanito o una hermanita, de esos que te maquillan con pinturas y te peinan con peinados de estrellas del rock, para pasar horas bajo las estrellas corriendo y pidiendo caramelos. Pero supuse que simplemente iba a ser otro Halloween viendo películas de miedo. 

Me levanté, soltando un suspiro. Mi cuerpo me agradeció el ponerme de pie y estirarme. Mis huesos crujieron, de todo el tiempo que llevaba tumbada. No me quité el pijama. Simplemente caminé al baño para cepillarme los dientes y recogerme el pelo en un moño hecho un desastre. Miré por la ventana pero al darme cuenta de adónde se iban a dirigir mis ojos, aparté la mirada con rapidez.

Temprano por la mañana, llegaron unos camiones para sacar todo de la casa de Melanka. No tenía idea de qué iban a hacer con la casa ni con las cosas que se llevaron, pero no dejaron que nadie se acercara a la casa. Pusieron cintas de seguridad y las dos patrullas de policía que había, daban órdenes firmes sin detenerse.

AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|Where stories live. Discover now