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Sabito y yo íbamos al salón de castigos en donde nos esperaría Sanemi-sensei con un aura molesta, sigo confundida ante lo que pasó en su oficina, ¿eso significa que puedo ser correspondida? ¿No habré estado soñando al escuchar todo eso?

—Pastelito —mire a Sabito que caminada junto a mi.

— ¿Ocurre algo malo? —Pregunte ya que su miraba reflejaba molestia, miro a los lados percatandose por si no había nadie más en los pasillos que solo nosotros, agarró mi cintura y nos metió hasta el cuarto de conserje donde acaricio mi cuello.

El lugar es estrecho y nos deja muy juntos, una de sus piernas está entre las mías, sus manos juega con mi falda mientras que la otra sube agarrando mi cintura.

— ¿Sabito...?

—Veo que ese profesor quiere alejarte de mi —toco un lugar en específico por mi cuello, ¿acaso me habrá dejado marca?— Es él, ¿no es así? —Pregunto serio volviendo a mirarme de una manera un tanto posesiva y celosa.

—Si, es él de quién estoy enamorada —hable sonrojada desviando la mirada, sus dedos acariciaron mi intimidad sobre la tela de mis bragas, solté un suspiro ahogado por sus labios en un suave beso, poco tiempo después sus besos bajaron hasta mi cuello, succionó muy fuerte haciendo un sonido extraño—. Eso le enseñará a que no podrá alejarme fácilmente de ti.

— ¿Me has marcado? —Pregunte con asombro pasando mis dedos por la zona húmeda.

—Claro —acaricio mi rostro—, pelearé para ganarme tu amor así sea lo último que haga pastelito, eres alguien especial y no pienso perderte así de fácil.

(...)

Esperamos a Sanemi en el salón correspondiente por un momento, llegó acompañado de Rengoku-sensei. Con razón me sorprendió no verlo aquí.

—_________ irás con Renguko ayudarlo con un papeleo pendiente mientras que tú niño bonito te quedarás aquí conmigo pasando la siguiente hora escribiendo "no debí hacer cosas indebidas en los pasillos de la escuela" hasta que te duela la mano —Sabito bufo.

Me fui con Rengoku pasando por su lado, me miro de reojo haciendo que me sobresaltara ya que me vio como si tuviera algo desagradable encima.

— ¿Lo noto? ¿Lo habrá notado? Pregunte para mis adentros de camino a la oficina del rubio, ¿por qué todo esto tenía que pasarme en mi primer día de vuelta a clases?

Sanemi.

—Ese maldito... ¡Marco su cuello del otro lado! —Golpee mis manos con fuerza en el escritorio mirándolo con gran enojo y repulsión.

— ¿Podría dejar de mirarme de esa forma? —Pregunto con cierto tono de superioridad logrando cabrearme.

— ¿Dónde la conociste? —Hubo silencio— ¡Maldita sea, responde! —Espete.

—No tengo porque decirle —respondio simple a lo que yo me acerque tomando fuertemente el cuello de su camisa.

— ¡Escúchame bien rosita fresita, te vas a alejar de ella por una buena vez o te advierto que no te gustará!

— ¿Es una amenaza sensei?

—No, es una advertencia. —Lo mire con odio por un momento más soltando despacio el cuello de su camisa dándole la espalda para comenzar a caminar directo a mi escritorio.

—Ella fue mia... —Su voz me detuvo, apreté mis puños con fuerza. Debe ser una broma—... No voy a perderla después de conocer a tan persona maravillosa y no hablo precisamente de haberlo hecho con ella disfrutando su cuerpo. Me enamoré de su alma.

_________.

Un escalofríos recorrió mi espalda, el nerviosismo se apoderó de mi ser y no pude evitar sentir frío.

—Sensei... ¿Puedo ir al baño? —Pregunte con la esperanza de que me diga que si.

— ¡No te preocupes Nakamura-chan! ¡Tarda lo que quieras ya casi termino!

—Arigato Rengoku-sensei —me regalo una de sus típicas sonrisas y yo salí apresurada de su oficina hasta el salón de castigos en donde lo que vi me dejó asustada.

Sabito y Sanemi tienen la cara totalmente golpeada con las camisas manchadas de sangre. Genya está tirado en el suelo agarrando su nariz.

— ¡Sanemi! —Grite fuertemente su nombre logrando que se detuviera pero eso causo que Sabito le diera otro golpe tirándolo al suelo.

— ¡Maldito idiota! ¡Te voy a matar!

— ¡Por favor para! —Me puse en el medio de ambos deteniendo su paso, mis lágrimas comenzaron a salir. Rengoku-sensei llegó junto a Tomioka-sensei para ver lo que pasa—. Sanemi... —Susurre su nombre para que bajara el puño, está saliendo mucha sangre su labio y nariz.

—Nakamura llévalo a la enfermería y quédate con él, Giyu atiende a Sabito. Tengo que informar esto a Oyakata-sama.

—No es necesario Rengoku —dijo sereno el director detrás del rubio y el pelinegro.

Apoye a Sanemi de mi cuerpo ya que estaba por caer, salí con el despacio hasta llegar a la enfermería donde obviamente no había nadie ya que ella se fue al terminar las clases.

—Con cuidado —hable ayudándolo a sentarse en la camilla.

Busque el botiquín para sacar las hasas, alcohol, pomadas para golpes, banditas, desinflamatorios.

— ¡Agh... Mierda! —Se quejo al comenzar a limpiar su cara.

—Lo siento.

—N-No te preocupes solo... No dejes de curar —lo mire—, me gusta el toque de tus manos en mi cara —me sonroje.

Asentí siguiendo con mi labor, su mirada nunca se despegó de mi cara o de todo lo que hacía limpiando sus manos y rostro

— ¿Por qué te entregaste a él?

— ¿Por qué te entregaste a él?

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Sanemi-sensei.Where stories live. Discover now