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La oscuridad ya se había apropiado del firmamento sin dejar ni un rayo de luz a su paso —Nosotros nos adelantaremos— Impuso Marcus a los demás tomando mi mano decididamente y junto a Tom llevándome lejos de la mansión

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La oscuridad ya se había apropiado del firmamento sin dejar ni un rayo de luz a su paso —Nosotros nos adelantaremos— Impuso Marcus a los demás tomando mi mano decididamente y junto a Tom llevándome lejos de la mansión.

La voz de Marcus además mostraba una clara molestia, y total rechazo a las Grengass, obviamente aprovecharía su posición para hacerlas sentir miserables, y siento que algo similar tenía planeado Tom.

—Qué estimulante— Comentó mi hermano mayor antes de tomarnos de las manos a ambos para aparecernos.

Ese maldito tirón. No importa cuántos años pasen, no importa cuán acostumbrada esté a esto. Siempre lo odiaré. Pero prefería a unos segundos odiando aquella sensación, a un viaje que podría durar horas.

Aparecimos en un callejón muggle. Definitivamente estos no mágicos deben aprender a mantener su ciudades limpias. Un árbol valdría mil de ellos con su sucia sangre corriente.

El escalofrío de la noche recorrió mi cuerpo, mis piernas desnudas lo sintieron primero, y luego empezó a subir a mi espalda. Había traído toda la noche un vestido negro sin mangas y con leve vuelo hasta arriba de la rodilla. Pero ahora, el frío exterior; no era nada comparado con el de la mansión.

Apenas salimos del callejón, las calles concurridas de Londres nos recibieron como una bofetada, estaban abarrotadas de muggles; tan centrados, tan sumidos en sus propias vidas ordinarias que ni siquiera levantaban su vista para ver lo que pasaba en su entorno.

Me llegaba a molestar esa clase de gente, porque a todo lo que no podía entender lo clasifican de "ilógico" "irreal". Cómo si no tuviera cabida en su mundo, y de cierto modo, no lo tiene, no merecen la magia.

—¿Y bien?— Cuestionó Marcus a mitad de camino dándole una ruda mirada a Tom e interrumpiendo mi monólogo interno de odio a los muggles. Pero Tom al ver que se dirigía a él sonrió de forma burlesca.

Sabia que lo molestaría —Y bien ¿qué?— Preguntó en el mismo tono al cruzarse de brazos. Lo trataba igual a cuando antes de ingresar a Hogwarts les tocaba despedirse pero eran demasiado obstinados, orgullosos y emocionalmente desconfiados como para hablar de lo mucho que se extrañarían.

Si no intervenía, se pasarían en ese modo toda la noche, o se terminarían peleando —¿Regresaste regresaste?— Pregunté esta vez yo. Cortando lo que se convertiría en un círculo vicioso.

Ahora que analizo mis palabras, sí que teníamos una forma muy extraña de comunicarnos entre hermanos.

Ton nos dió una sonrisa sumamente genuina, quise buscar algo de duda, o arrepentimiento en él, pero no lo encontré —Son mi familia, siempre serán mi familia— Respondió pasando un brazo por mi hombro y atrayéndome a él para después dejar un beso en mi cabeza —Además, sino soy yo ¿Quién los aguantaría?— Agregó cogiendo la mejilla de Marcus para peñizcarla.

Apenas sintió el pinchazo, Marcus quitó la mano de su rostro y lo miró de mala gana. Joder, si ese carácter tenemos los tres, no me imagino cómo somos inconscientemente.

Cuando regresé rápidamente mi vista a Tom, me di cuenta casi inmediatamente que no estaba totalmente feliz. Pero no sabía si era dolor o enojo lo que percibía en su mirada. No quería preguntar. Y no era porque no me agradaría la respuesta, simplemente sabía que Tom no quería hablar de ella. Al menos no por ahora.

Aleje todos esos pensamientos de mi, y me dispuse a admirar la belleza de Londres. Realmente tenía una gran arquitectura y unos diseños sublimes. Sus calles eran hipnóticas, definitivamente si este lugar no estuviera repleto de muggles. Seria magnífico. Y uno de mis favoritos.

De camino a uno de los suburbios que estaban levemente a las afueras de esta capital, los grandes edificios se iban perdiendo. La multitud de la gente iba disminuyendo, y la temperatura con ello, dando paso a ligeras brisas de vientos helados.

—Acabemos con esto rápido, que tengo mejores cosas que hacer— Comenté entre dientes mientras ingresaba a la casa que por fuera, podía confundirse muy bien con el entorno.

Dejando atrás el jardín de la casa, nos adentramos tras una puerta ligeramente dañada, con escombros esparcidos a nuestros pies. Los tres sacamos nuestras varitas porque la oscuridad aunque no era total, podría ser un impedimento.

"Lumus"

Tom fue el primero en entrar, seguido por Marcus quien apresuró el paso dejándome al final. Todos unos caballeros. La casa estaba totalmente destruida por dentro, para cualquier muggle fuera sorprendente que siga en pie.

Un chillido llamó por completo la atención de los tres, y una rata apareció de la oscuridad para salir corriendo del lugar —Joder, qué asco— Espeto con sumo desagrado Marcus y una mueca asqueada —Es primo de Colagusano de seguro— Añadió con total sorna.

Tom se agachó casi a mitad de la sala, en donde la destrucción era mayor, pasó sus dedos por un vacío para volver rápidamente hacia nosotros mostrándonos lo que era; Sangre de unicornio.

—Es increíble el nivel de incompetitividad de esos idiotas— Bramo con aire de superioridad Tom al darse cuenta. Pero por otro lado Marcus Soltó una agria risa.

Le di una rápida mirada a la casa, pero mi vista cayó en algo muy peculiar, justo lo que estaba buscando —Hola, profesor Horace—

[...]

Qué lástima.

Supongo que el resultado no era el que mi padre habría esperado. Y no lo culpo, se supone que por eso nos había enviado a nosotros tres.

Vaya que se molestará, y muchísimo. Será doloroso.

De reojo pude ver a los dos chicos que me acompañaban, ambos tenías muecas de ligero disgusto en sus rostros —Supongo que se lo tendremos que decir los tres— Solté a mis hermanos recostandome en la entrada de la casa. Y provocando que el frío del metal deje una huella del escalofrío que provocó en mi al simple tacto.

Por respuesta por parte de mis hermanos solo recibí leves afirmaciones. Esto nos traerá problemas con papá, pero al menos lo que queda de vacaciones lo pasaremos en la mansión Riddle; nunca antes estaba tan feliz como lo estoy ahora por volver a casa. Solté un suspiro pesado que me trajo al presente, malditos mortifagos, no podían hacer bien su único y maldito trabajo.

—Les dijimos que nos adelantariamos— Empezó a hablar Tom cuando tres figuras entraron en su campo de visión y dos de ellas venían tomadas de las manos —No que lleguen a la hora que se les antoje— Concluyó mirando con repulsión a la menor de las hermanas.

Tom posó su mano sobre mi hombro dándome un ligero toque, pero mi vista cayó en el rubio que tenía su mirada puesta en mí, y sus manos metidas en sus bolsillos —¿Por qué tardaste tanto?— Cuestioné acercandome a él, ya que las hermanas estaban atrás.

Draco tragó saliva para empezar a hablar, pero sabía que no sería con respecto a mi pregunta —Necesito explicarte tod...— Ni siquiera dejé que terminara de hablar cuando pegué sus labios a los míos tras cogerlo del cuello de su camisa.

Era un idiota. Un perfecto idiota.

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M O R G A N A - [D.M.]Where stories live. Discover now