₊❏❜ 🥛⋮[ labial protector. ] ⌒⌒

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꫞𑄱𑄸🐖𝓷𝓸 𝓶𝓮 𝓶𝓲𝓻𝓮𝓼, 𝓷𝓸 𝓶𝓮 𝓶𝓲𝓻𝓮𝓼

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Diablos... -se quejó el Uchiha mayor, tocando sus labios que poco a poco se iban agrietando.

-¿Estás bien, nii-san? -llegó el Uchiha menor, atando su cabello, para peinarlo con una coleta alta.

-Izu, mis labios se están haciendo feos.

-Oh, no te preocupes por eso, nii-san. Espérame.

Volvió a salir de la habitación. Mientras tanto, Madara se quitó el pelo de la cara, dejando a la vista sus hermosos ojos de ónix. Rizó un poco sus espesas pestañas, se aplicó un poco de rímel (tampoco es como si se pusiera mucho, no quería que parecieran pestañas postizas) y luego, usando su delineador negro favorito, quedó deslumbrante. Su rostro pálido contrastaba con sus ojos y cabello. Izuna llegó y le dio algo.

-¿Qué es?

-Ayer compré protectores labiales, este es para ti.

-Gracias, Izu.

-No hay de qué, nii-san. Hace que tus labios sean más suaves y besables, quiero comprobarlo con Tobirama.

Al llegar a la escuela, Izuna se fue, pasando de largo a los hermanos Senju (y a su amor platónico) y se fue con Kagami, Shisui e Itachi. Tobirama, algo contrariado, se fue con Hiruzen y Danzo. Madara se quedó a solas, bueno, lo más a solas que te puedes quedar con alguien en la entrada de la escuela, con Hashirama. Este notó el ligero brillo que el protector labial dejó sobre su amigo.

Entraron con paso seguro, como si de la pareja estrella se tratara y fueron a clases.

-Te ves hermoso, Mada-kun -le dijo, acariciando el cabello negro de su amigo y lo acercó a su nariz. Olía a manzanilla.

-Lo sé, Hashi. Siempre me veo hermoso. -Dijo, con su ego por las nubes.

-¿Por qué tu cabello huele tan bien? -Madara se sonrojó y se acercó más.

-¿Quieres saberlo?

-Si.

-Está bien, pero no te rías ni le digas a nadie.

-Lo prometo, Mada-kun.

-Uso... -agachó su cabeza y se sonrojó de manera adorable; Hashirama quiso apretarle las mejillas-. Shampoo para bebé.

-¿En serio?

-Si, pero no te rías, ¿eh?

-No me voy a reír, de verdad, Maddy.

-Detesto ese sobrenombre.

-Alguien que usa shampoo de bebé merece apodo de bebé.

A la hora del descanso, hacía mucho calor como nunca había hecho antes, así que en vez de su desayuno normal, compraron paletas de hielo. Los labios de Madara recorrían la paleta de arriba a abajo, de forma sensual; su lengua recogía lo que se derretía y todo eso acababa en su garganta. Hashirama se sintió perturbado ante tan reveladora imagen. Y esos sensuales labios, brillantes y algo agrietados...

¿Cómo se vería esa boquita en su miembro? ¿Madara lo comería con gusto como esa paleta? Agh, debía dejar de pensar en cosas sucias con Madara, estaba seguro que otra vez tendría un sueño húmedo con su mejor amigo.

-¿Qué me ves? -hasta el tono de su voz era seductor-. ¿Te gusto o qué?

-Madara...

-Jajajajaja, solo bromeo, Hashi. Aunque -se acercó, con un dedo recorrió su pecho, cubierto por la camisa-, no me molestaría gustarte.

-Anda, ya vamos a clase.

Madara había terminado su paleta y la verdad es que tenía ganas de seguir comiendo; en el salón estaba prohibido, pero con sus habilidades, se las había arreglado para no ser descubierto por los demás. Miró a Hashirama, luego a la paleta que este traía. Hashirama no era tan tonto como para no darse cuenta de las intenciones de ese Uchiha. Sabía lo que quería.

-No te voy a dar mi paleta, Mada-kun -dijo con firmeza, aunque ambos sabían que caería ante el Uchiha, siempre lo hacía.

-Ow, por favor, Hashi -suplicó, haciendo un puchero; sabía que al final cedería. Pasaron unos dos minutos poniendo las caras más adorables hasta que por fin, Hashirama cedió y le dio lo que tanto quería. Madara miró la paleta, con los ojos brillantes, casi derramando estrellas y empezó a comer.

Cuando terminó de comerla, Madara sacó de su bolsillo el protector labial y lo pasó varias veces por su boca. Hashirama se sintió tentado a probarlos y parece que Madara se dio cuenta.

-¿Quieres probarlo? -dijo, de forma bastante adorable a la vista de Hashirama-. Te advierto que no tiene sabor.

-Je, no me molesta.

-De acuerdo.

En vez de tenderle la barra labial, hizo algo mejor. Lo besó. Un verdadero beso, sin ningún tinte inocente, con lengua. Que alivio que Madara estuviera sentado delante de Hashirama. Él Uchiha tenía razón, no sabía a nada, pero su lengua sí: sabía a mora azul.

𝗟𝗜𝗣𝗦𝗧𝗜𝗖𝗞, hashimadaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt